"Deadwood" es una serie atípica desde su planteamiento y magistral desde su realización (no en vano es un producto con la marca HBO con todo el cariño y buen hacer que eso implica).

Nos situamos a finales de 1800 en un pequeño pueblo de paso que está fuera de todo ámbito geográfico y legal de los nacientes estados unidos y donde se pueden encontrar múltiples posibilidades de expansión por los colonos y las minas de oro. La salvedad con otro tipo de productos ambientados en el mismo periodo de la historia de EE.UU es que aquí no hay camisas almidonadas, jeans impolutos, revólveres brillantes y el buen corazón del que hacen gala mucho de los personajes principales de los western clásicos (El hombre que mató a Liberty Valance, La Diligencia, Solo ante el peligro, Río Bravo…), en Deadwood prima la rudeza, la ley del más fuerte, el ocre, la madera, la suciedad y el polvo, el ambiente está tan logrado que se puede mascar.

Los personajes que se nos presentan en sus tres temporadas son geniales, además contamos con el plus de que muchos de ellos fueron reales y así asistiremos de primera mano al asesinato de Wid Bill Hichcock (en lo que supuso la creación de la jugada de póker la mano del muerto, jugada ganadora que cuenta la leyenda tenía en su mano antes de esparcir sus sesos por el tapete).

Sin duda alguna si vamos a hablar de personajes hay que quitarse el sombrero y taconear ante Al Swearengen el dueño de uno de los salones del pueblo y desde este mismo momento uno de mis personajes favoritos en cuanto a ficción se refiere. Un hombre forjado a sí mismo cuya única meta en la vida es enriquecerse emborrachando a sus parroquianos y ofreciendo a sus señoritas, un hombre mordaz, ácido y con una peculiar visión de la vida que cuenta con una lengua tan afilada como los cuchillos que maneja con tremenda soltura... un personaje 10 que Ian McShane se apropia como una segunda piel.

También tendríamos que destacar al Sheriff Bullock que Timothy Olyphany compone con gran acierto, un tipo que resuelvo sus problemas a golpes y que tiene ciertos problemas con su abrumadora personalidad, su mirada congelaba a la de un hombre dicen las historias sobre él.

Y para acabar destacaría también el trabajo de Robin Weigert como Calamity Jane (si bien su historia dista mucho de la verídica, ya lo verán) tenemos a una antiheroína de toma y daca además de una máquina de soltar tacos, emborracharse y escupir.

Para resumir, "Deadwood" se trata de una de las mejores series de los últimos años tan recomendable para seguidores del género wesern como aquellos que quieran disfrutar de algo nuevo y sobre todo distinto realizado con valentía y saber hacer. Es una lástima que la serie cerrará sus puertas tras la tercera temporada dejando varios cabos abiertos y que no se concretaran aquellas películas que iban a contarnos el desenlace final de esta banda de forajidos de leyenda, prostitutas de gran corazón y sheriffs violentos.