Estaba aburrido en casa una tarde, cuando me dio por ver si había algo en Netflix. Como no suelen poner nada potable (tiene sus cosas buenas, pero no superan los truñacos que ponen para engordar el catálogo de forma artificial) me dispuse a ver la película sin muchas expectativas.

Después de la última tomadura de pelo de Tarantino y una serie de decepciones en pantalla, tiene huevos que sea una película en streaming la que me contente. En serio, tuve una discusión por wassap con un francés que me triplica la edad que me dijo que era un amargado y que las películas de Marvel no son malas, son "entretenidas" y que debería bajar el listón.

Parecerá tontería, pero lo escrito en el párrafo anterior me causó un debate interno: ¿Me habré vuelto un gafapasta insoportable?¿será que soy viejo de mente? Todas mis dudas se disiparon viendo esta película.

Es que lo digo y lo vuelvo a repetir: los coreanos nos llevan ventaja a los europeos y a los americanos (por supuesto) en cuanto a escritura de guiones. Después, la puesta en escena la dominan como si de mini Hitchcocks se trataran.

La película no solo es entretenida, es inteligente, es tensa y te reventará la cabeza con su giro en la segunda mitad. ¿Lo mejor? no encontré ningún cabo suelto ni agujero de guion: está todo medido al milímetro y acompañado de buenas interpretaciones, dirección, fotografía e incluso una acertada banda sonora.

Una ágil historia acerca de la culpa, el trauma y la identidad. Vedla si os gustan las películas tramposas, pero brillantes.