Un guión ya de por sí bastante tontuelo pero con posibilidades se echa a perder por culpa de una dirección pésima, incapaz de contarnos la historia. Todo va de más a menos, pasando de un prometedor inicio a un mareante final, donde el hilo de la acción se pierde en un montaje pasadísimo de rosca.
Quizás los creadores de este frustrado filme pensaron que sería conveniente tratar de camuflar la tremenda simpleza de la trama con una dirección compleja y postmoderna, pero lo que consiguen es que la mitad de la sala salga con el estómago revuelto y dolor de cabeza.
Y es que lo que realmente mata la película es esa cámara histérica y desquiciada que no para de mostrar primeros planos de caras, ojos, vistas subjetivas desde escafandras de soldador, o incluso de simples botones (por cierto: siempre los mismos botones), y cuando se atreve a mostrar algo más es todo oscuridad y traqueteo salvaje, que puede estar bien para un momento determinado de la acción, pero cuando se convierte en norma aturde y molesta, y en mi caso cabrea.

No se trata de filmar a lo John Ford, pero si uno transgrede las normas tiene que hacerlo con una intención, porque si se hace para ocultar la simpleza, el resultado es una simpleza mal hecha.

En fin, una auténtica lástima, con lo que me gustan a mí las del espacio...