Titanic es una película que vi por primera vez cuando tenía 12 años. Recuerdo que un sábado por la tarde la echaron por televisión y en esa ocasión vi solo la parte del hundimiento. Llegó el día de mi Santo y mi padre me llevó al Corte Inglés para comprarme un regalo. Entramos en la sección de películas y vi Titanic en versión especial. En cuanto la vi, ni me lo pensé y me la llevé para verla entera y sin anuncios. Sabía desde el principio que se trataba de una película que en su día fue enormemente exitosa y que ganó varios premios importantes.
El principio es mágico con los restos del verdadero trasatlántico. La presentación de la mujer anciana, la historia del diamante, la cual es irrelevante, el primer encuentro entre los protagonistas. El romance me parece demasiado peliculero. Conocerse y enamorarse en dos días no es realista. La mitad de las escenas de amor me sobra. Y quiero dejar claro que Jim Cameron me parece un buen director porque ha hecho grandes películas como las dos primeras entregas de Terminator o la segunda parte de Alien. Avatar es, desde mi punto de vista, un film inferior al que nos ocupa.
Titanic es una pasada desde el punto de vista visual, pero posee una serie de fallos que le restan puntos. La cinta cuenta con dos partes: la primera tiene un ritmo algo lento y se hace muy larga mientras la segunda, que es la del naufragio, es con diferencia la más entretenida. Con el famoso buque hundiéndose llega la absoluta desesperación de los pasajeros, que no creen que el famoso barco insumergible se esté hundiendo. Resalto la escena del choque contra el iceberg. Ver como los remaches de las planchas de acero del casco revientan y los compartimentos inferiores comienzan a inundarse no tiene precio para mis ojos... Las interpretaciones son buenas, algunas muy buenas. Y la banda sonora es mágica.