La saga de X-Men volvía a las andadas después del éxito que tuvo Primera generación 3 años antes.
Esta cinta oficialmente es una secuela de esa película, pero también se puede considerar una continuación de la trilogía original. Con esta son ya 5 entregas las que ha dado esta franquicia, sin contar con las de Lobezno en solitario y la que vino posteriormente de Apocalipsis que, por cierto, aún no he visto.
La trama nos muestra un futuro en el que los mutantes son perseguidos por unos robots gigantes llamados Centinelas. Al borde de la extinción, los supervivientes deciden jugar una última carta, la cual es volver a la época en la que se construyeron las máquinas para impedir que estas lleguen a funcionar.
Hay que reconocer que la historia es interesante. Hugh Jackman hace (una vez más) muy bien de James Logan. En mi humilde opinión, una película de X-Men sin Lobezno no es lo mismo. Y es que este mutante es el alma de la saga y por muchos años que pasen, nunca me cansaré de ver al actor australiano con sus garras de hueso o de Adamantium.
El reparto cumple en general con nota alta, ya que todos están muy bien en sus respectivos personajes. La banda sonora es ya icónica.
Si Primera generación fue buena, esta es aún mejor. De hecho, se ha vuelto mi película favorita de X-Men. Eso sí, todavía me falta por ver la de Apocalipsis. Gran trabajo por parte de Bryan Singer, que volvió por la puerta grande. Fue una pena que él no se ocupara en su día de La decisión final...
No me dejo nada. Una película muy buena que cumplirá sobradamente las expectativas de los fans de esta saga y de los demás espectadores.