Para empezar, diré que mi crítica es para la versión extendida.
Todos sabemos quién fue el rey Arturo. Se han hecho muchas películas que han narrado las hazañas del legendario personaje, pero ninguna ha sido tan sorprendente como la dirigida por Antoine Fuqua.
Y es que fue una verdadera sorpresa porque cambió prácticamente todo lo que conocíamos sobre el mito artúrico y el resultado no fue muy aplaudido.
Prefiero la versión clásica. No obstante, esta no me disgusta en absoluto. No tiene nada que ver con Excalibur de los años 80, por poner un ejemplo. Eso sí, aquí la historia es bastante más realista.
La producción es buena notable. Los personajes están bien desarrollados: los caballeros tienen el enorme deseo de regresar a sus hogares, Arturo no desea otra cosa que el bien de sus hombres, Merlín protege Britania y los sajones solo piensan en destruir todo a su paso.
Stellan Skarsgard es un buen villano, Clive Owen no lo hace nada mal y Keira Knightley está correcta.
Las batallas son geniales porque resultan entretenidas y emocionantes y los combates no decepcionan.
La épica banda sonora de Hans Zimmer también es digna de mención.
Tanto el vestuario como la fotografía son estupendos. La humedad de los escenarios se palpa en varias ocasiones.