Aquí Alejandro Amenábar ofrece una inteligente y llevadera propuesta de suspense que funciona como un reloj debido a lo bien trabajada que está en todos sus aspectos. Desde el comienzo la cinta es muy interesante y a medida que avanza, esta va mejorando porque poco a poco va resolviendo el misterio que nos presenta. El relato se construye a partir de una ambientación cuidadísima en la que el terror gira en torno a los espacios iluminados. Eso sí, bendita niebla la que envuelve el apartado lugar durante la mayor parte del tiempo. En un principio, parece que estamos ante el típico producto de terror paranormal, ya que hay tantos tópicos (casa enorme y alejada, niños pequeños e inocentes, madre sobreprotectora, ruidos que provienen de habitaciones en las que no hay nadie, etc...), pero nos damos cuenta de que no es así por medio de una sorpresa mayúscula que nos deja con la mandíbula prácticamente desencajada. A todo esto hay que sumarle unas interpretaciones perfectas de absolutamente todos los miembros del reparto. Nicole Kidman está increíble, transmite en todo momento sus emociones con un realismo tremendo. Lo mismo se puede decir de Alakina Mann y James Bentley. Ambos sensacionales. Otra cosa a comentar es que creo que el mensaje que el film pretende reflejar es el de no vivir nunca con miedo. Es mi opinión, nada más. La dirección de Amenábar es estupenda. Un dignísimo film de terror psicológico que merece todos los elogios que le han lanzado, y no son pocos... ahí lo dejo.