Claro ejemplo de film donde la mitad del presupuesto se fue en drogas y la otra mitad en alcohol. De la mezcla de ambos, aderezada por la magnífica dirección de un mono retrasado, surge este engendro digno de la mayor de las vergüenzas ajenas jamás vistas en pantalla. No he obrado como un verdadero periodista de investigación, pues temía perder los ojos ante la posibilidad de encontrar algo peor que esto, pero puedo asegurar que esto es de lo más infumable que haya pasado por un cine. Si señores, esto fue proyectado en el cine. ¿Qué decir del guión?. Qué digo, no hay guión. ¿Y el argumento? Está claro que no entraba en el presupuesto. ¿Y los personajes (yo también me resisto a llamarlos así)?. Solo imagino que les ofrecieron un poco "del presupuesto" para meterlos ahí. Aún así nos ofrece escenas impagables desde el minuto 1. Esos enemigos sacados de un episodio malo de los Powers Ranger apareciendo y denigrando su carrera profesional de por vida o esos efectos especiales que ya quisiera Avatar.

Me niego a ponerle la calificación de Muy mala (1). Sería un insulto para las películas de esa categoría. Aunque empiezo a creer que Leonetti nos la ha jugado. Él sabía que nos guiaríamos por la primera impresión y no sabríamos apreciar la grandeza de ese ensayo sobre la blasfemia del cine. Es esa clase de director arriesgado, con propuestas alternativas que se salen de la media. Como un Uwe Boll del cine independiente. Venga, te has ganado el 1. Pero ahórranos tu talento. Gracias.