Una cinta sin pretensiones pero también sin originalidad ni elementos novedosos que se sostiene en su simpática historia que a su vez recae en el personaje del perro que resulta el más simpático y expresivo de todos, siendo que la animación a pesar de estar muy bien lograda es muy pobre en la caracterización de personajes haciendo que todos se vean iguales, inexpresivos y sin chispa más allá de la típica apariencia tétrica del estilo burtoniano. Este aspecto sumado al recurso de blanco y negro que a excepción de algunas escenas del final no tiene una justificación para sumar al aspecto visual o dramático, resulta en una imagen algo acartonada y de poco impacto. En cuanto al guión, independientemente de lo forzado y sus detalles absurdos que pueden o no molestar dependiendo de lo exigente que uno sea con respecto a las películas infantiles, carece de humor o momentos intensos, además de que gran parte de la historia es predecible y con un final convencional. Tiene buen ritmo y al menos no tiene minutos de desperdicio.

Para los niños es buena opción, puede resultar fresca. Los fans que esperan otra brillantez de Burton pueden decepcionarse o bien agregarse a la sobrevaloración que se le ha dado a esta película.