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España España · Málaga
Voto de Nuño:
8
Drama. Bélico Basada en hechos reales ocurridos en 1905, narra como la tripulación del acorazado Príncipe Potemkin de Táurida se cansan del tratamiento vejatorio e injusto de los oficiales. El detonante de la situación es la carne podrida que éstos quieren que los marineros se coman. Con este motín comienza el reguero revolucionario por Odesa y toda Rusia. (FILMAFFINITY)
11 de enero de 2014
17 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
'El acorazado Potemkin', de 1925, es tan extremadamente moderna que, irónicamente, adolece de males semejantes a los del cine actual.

Eisenstein sienta el primer precedente sobre la capacidad de expresión emocional que se puede obtener del montaje. Entendió que la presentación consecutiva de imágenes precisa una medición, un tiempo de exposición concreto, una coherencia interna; un ritmo. Dos imágenes, tres, cuatro, cinco... todas enlazadas de la forma adecuada consiguen que la inmersión se dispare. Enlazadas con atonía, pueden ocasionar que la atención se diluya.

¿Eisenstein un personaje advenedizo? Puede ser. ¿Apología soviética en 'El acorazado Potemkin'? Sí. Pero, ¡para apología, la que el director hace sobre su hallazgo técnico!

Me explico con un ejemplo. 'Un domingo cualquiera', de Oliver Stone, ejemplo de producción contemporánea, es decir, videoclipera y espídica, posee alrededor de 3500 planos en su montaje final. 'El acorazado Potemkin' rodada casi 80 años antes, alberga unos 1300. Eso sí, dura la mitad. Y está realizada en la época de Murnau, Wiene y Chaplin. Reeditada, insertando en ella diálogos y color, podría pasar por una producción de nuevo cuño. Su montaje, amparado en la virtud de lo nuevo, en ocasiones lo siento sobrecargado.

Cuestión de entusiasmo, quizás de redundancia explicativa; el resultado es tan visionario como saturado. Y la saturación, aturde.

El recreo conceptual no impide que las imágenes que enlaza Eisenstein superen en intensidad, corazón y significado a la mayor parte del último cine. La archifamosa escena que acontece en la escalinata de Odesa es uno de los momentos de mayor potencia visual que yo haya podido disfrutar delante de una pantalla, utilizando únicamente un elemento puramente cinematográfico, como es el orden y duración de los planos.

Eisenstein mueve los fotogramas como un trilero; vemos su realización, y le vemos a él, orgulloso de su logro estético. 'El acorazado Potemkin' es excelente cine; y el autor no se corta en incidir en ello.

Gracias.
Nuño
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