El amor es ciego, como justipreciar la calidad del resto. "La Verdad", ante la visible presunción de invencibilidad, sólo me viene a la mente "Aquella imbecilidad valiente" que, por suponer, recriminaba al pastor la suelta de las simples ovejas al monte, dejándolas al designio de lobos y demás rapaces.

Su eminencia no alcanzaba a comprender que la naturaleza, como el todo para la nada, es "Control Ordenado", no tiene necesidad de las aprensiones humanas. El hombre incordia, puesto que su genoma o conjunto de genes de un individuo, le predispone a la necedad, tanto en cuanto su espíritu, quizás débil (¡Siempre pusilánime!) le sume en un constante ridículo.

Más prepotencia insistente e infantil, como pintarrajeada careta de sus múltiples canguelos, sólo denuesta a su reflejo, ya que no puede esconder la "Intención" de erigirse el amo del establo. Poder se puede, amigo. Uno ya me lo anunció hace un par de años, sólo la mediocridad unta al mediocre, como sólo el anonimato maquilla fuerza al cobarde.
Tutancamón maldijo a los hombres por aventurarse a respirar su aire, sólo esto era una afrenta punible. A nosotros nos puede parecer su medida desorbitada, quizás, pero siendo sincero, sólo es necesario un caprichoso ungüento para asquear a los humanos, ¿os imagináis el celo que provoca todo ese poder?

Sólo lamerse las heridas cura al insensato, incluso las de amor escuecen más según el espumarajo. Uno: Memoria. 2: Irresponsabilidad, ya que no sirve de nada exigir locura al cuerdo, tampoco perdáis tiempo negándole al pirado su deseo de normalidad. Según muestra esta película, los tontos desaprovechan su vida soñando que su idiotez no es óbice ni estorbo.

Amén