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Voto de Antonio Blovk:
7
Thriller Mikel Lejarza, alias "Lobo", fue un agente de los servicios secretos españoles que consiguió infiltrarse en ETA entre 1973 y 1975. Provocó la caída de unos 150 activistas y colaboradores, incluyendo a los miembros más destacados de los comandos especiales y a la cúpula dirigente. La "Operación Lobo", supuso un mazazo a la organización terrorista en un momento en el que sus sangrientos atentados se estaban convirtiendo en la excusa ... [+]
23 de diciembre de 2005
46 de 57 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se puede acusar de muchas cosas a la cinematografía española, pero desde luego no se le puede echar en cara el no haberse enfrentado con valentía al delicadísimo problema del terrorismo de ETA. Cintas de ficción de diversos géneros y multitud de documentales han abordado el tema con mayor o menor fortuna. La película que nos ocupa se distingue del resto por encuadrarse en el género del thriller y darle bastante importancia a los momentos de acción. Es decir, se vale del trasfondo del terrorismo para cumplir su función, que no es otra que entretener.

Y lo cierto es que esto lo logra con creces. El director Miguel Courtois ha sabido crear un film intenso, nervioso, magnético, que te engancha desde el inicio y no te suelta ya nunca. Para ello ha dispuesto de numerosos medios técnicos (que, para qué negarlo, siempre ayudan), de un fantástico montaje y de una muy eficaz puesta en escena. Pero la verdad es que no todo el monte es orégano. Las escenas de acción, aunque espectaculares, resultan muy confusas y, especialmente en la primera hora, la narración es muy esquemática. Los sucesos no fluyen con naturalidad, sino que ocurren, da la sensación, porque es necesario para que haya película.

Mención aparte merece el extenso reparto de la cinta, repleto de luces y sombras. Brilla Eduardo Noriega, muy cómodo en el registro heroico, como ya lo estuvo hace unos años en Nadie conoce a nadie. La mejor actuación la brinda Silvia Abascal, con una preciosa mirada cargada de tristeza y atención al sorprendente Santiago Ramos, muy alejado de su habitual rol televisivo. Por otra parte, aunque José Coronado se lo debió pasar muy bien interpretando a su personaje, éste no resulta para nada creíble. Y Jorge Sanz, que por suerte aparece poco, se queda en su mediocridad habitual.

En definitiva, El Lobo, sin llegar a la altura del mejor thriller español de los últimos años, La caja 507, es un producto hecho con mucho esmero, tremendamente entretenido y que nos permite profundizar en un tema de extraordinaria magnitud en nuestro país, como es el terrorismo.
Antonio Blovk
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