Eastwood se hace un homenaje en toda regla y le sale muy bien la verdad. Un protagonista que es el compendio de los papeles de Clint de toda la vida pero en su fase crepuscular. Los que disfrutamos con la totalidad del cine de este viejo maestro no nos quedamos defraudados con el resultado.
El protagonista escupe como en El fuera de la ley, es malhablado como Harry el sucio y tiene el lado humano del entrenador de Million dollar baby. Desde el principio a pesar de su racismo y mal carácter te cae bien, te hace reír con ganas y te emociona y sorprende en un desarrollo que parece previsible pero que no lo es para nada.
Hay una tendencia a exigir obras maestras a Clint y se dice que es una obra menor del autor. Solo se puede considerar menor si se compara con su trio de obras maestras (Sin perdón, Místic river y Million dollar baby), por lo demás está por encima de la media en su notable filmografía y muy por encima de la media del resto de cineastas.
Maestros hay pocos.