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Voto de Alexandros:
3
5,9
2.009
Animación. Acción. Fantástico. Aventuras
Son Goku destruyó en su momento a la Patrulla Roja. Ahora, ciertos individuos han decidido continuar con su legado y han creado a los androides definitivos: Gamma 1 y Gamma 2. Estos dos androides se autoproclaman "superhéroes" y deciden atacar a Piccolo y a Gohan. ¿Cuál es el objetivo de la nueva Patrulla Roja? Ante un peligro inminente, ¡llega el momento del despertar del Superhéroe! (FILMAFFINITY)
4 de octubre de 2022
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
He leído en otra crítica que esta película tiene dos destinatarios: los nostálgicos que van al cine a ver la continuación de un anime que llenó su infancia y/o adolescencia de escenas y diálogos memorables; y los niños, algunos incluso hijos de los primeros, que van al cine acompañados por aquellos, pero que crecieron viendo Dragon Ball Super y no Z, más acostumbrados a los colores extravagantes en el pelo de los guerreros que a los diálogos y escenas aludidas en este párrafo. Dicho esto, cabe decir que, frente a los que muchos argumentan, esta película está encaminada a satisfacer solamente a los segundos. Dado que soy uno de los primeros, no puedo más que lamentarlo, porque quien es fan del universo Dragon Ball sabe muy bien que la esencia de este se halla en Z y en el primer Dragon Ball, y no en Super, ni en ningún otro spin-off (incluido GT y, por supuesto, Super).
Continúo esta crítica en spoiler...
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
La más clara muestra de que a los encargados de alargar el universo Dragon Ball se les acabó por completo la imaginación es este desatino de película, en el que los homenajes saben a poco o a nada, en la que las referencias son exageradamente reiterativas e insignificantes, pues no aportan absolutamente nada a la trama. Un guion pobre y una historia que en nada innova nos presenta, por enésima vez, a otros androides, esta vez con un aspecto para nada estéticamente atractivo, sino infantilizados. Y sí, eso último es lo peor de todo: que la película peca por hacer una infantilización total de un anime que siempre fue para adolescentes y adultos jóvenes. Dragon Ball no es Disney, ni Pixar, y nunca lo será.
En cuanto a la historia... Los mismos que nos preguntamos cuántas veces tienen que resucitar a Freezer para volverlo a matar nos preguntamos también lo siguiente: ¿hasta cuándo va a existir la patrulla roja? ¿Hasta cuándo el tópico del científico loco, malvado, perverso, que crea robots? ¿Hasta cuándo el reciclaje de material repetido hasta el hartazgo, no solo en la propia Dragon Ball original (que tuvo su justificación y su encanto), sino en todos los spin-off, como GT, Super y las películas? En el caso de Dragon Ball Super: Super Hero, el problema es todavía peor en tanto los villanos son sujetos caricaturescos que llegan a lo absurdo, con aspecto y comportamiento infantil, con malos chistes, con intercambio de palabras que incluso dudo que hagan reír a un niño de 7 años. Esto nunca fue Dragon Ball y es lamentable que ahora pretenda serlo. Lo peor: con el consentimiento de Akira Toriyama. ¿Hasta dónde hemos llegado?
En cuanto a las nuevas transformaciones, solo puedo decir que existe algo llamado lógica dentro de lo ilógico, digamos que algo cercano a la verosimilitud. No es creíble nada, no porque sea, naturalmente, ficción total, sino porque dentro de esa ficción se sobrepasan los límites de lo convincente. Los power ups no tienen justificación que persuada y son, en realidad, irrisorios. Piccoro naranja, Gohan pelo gris y más fuerte que nuestros héroes Gokú y Vegeta que apenas aparecen en la película (lo cual se agradece, sí, no lo niego, porque no todo son ellos dos en Dragon Ball). Es creíble que Gohan pueda, por supuesto, superar a todos los demás guerreros Z, pero no es nada verosímil que lo haga sin entrenar en lo absoluto, justo cuando se nos muestra a los tres Saiyayins de raza pura (incluido Broly) entrenando con Whis y dándolo todo. Credibilidad cero, persuasión cero. Y el vacío que deja la ausencia de Gokú y Vegeta, que bien podrían llenar Gohan y Piccoro, aquí no es aprovechado en absoluto.
En cuanto a la estética, peor se ponen las cosas. Se trata de una película que parece más bien un videojuego. A veces Xenoverse, a veces Kakarot, aunque decir que esto parece el Kakarot es hacerle un feo a dicho videojuego. La clásica animación de toda la vida se echa mucho de menos. Muchos colores, demasiados, diría yo, que saturan la pantalla.
Cierro mi crítica de forma poco original y no por eso insincera: si este es el camino que va a tomar la franquicia, vamos muy mal, encaminados al velatorio de Dragon Ball. La película de Broly trajo algo de esperanza. Las sagas que de momento solo son mangas también. A eso me aferro como nostálgico. Pero, francamente, no espero mucho. Dragon Ball murió con Majin Boo.
En cuanto a la historia... Los mismos que nos preguntamos cuántas veces tienen que resucitar a Freezer para volverlo a matar nos preguntamos también lo siguiente: ¿hasta cuándo va a existir la patrulla roja? ¿Hasta cuándo el tópico del científico loco, malvado, perverso, que crea robots? ¿Hasta cuándo el reciclaje de material repetido hasta el hartazgo, no solo en la propia Dragon Ball original (que tuvo su justificación y su encanto), sino en todos los spin-off, como GT, Super y las películas? En el caso de Dragon Ball Super: Super Hero, el problema es todavía peor en tanto los villanos son sujetos caricaturescos que llegan a lo absurdo, con aspecto y comportamiento infantil, con malos chistes, con intercambio de palabras que incluso dudo que hagan reír a un niño de 7 años. Esto nunca fue Dragon Ball y es lamentable que ahora pretenda serlo. Lo peor: con el consentimiento de Akira Toriyama. ¿Hasta dónde hemos llegado?
En cuanto a las nuevas transformaciones, solo puedo decir que existe algo llamado lógica dentro de lo ilógico, digamos que algo cercano a la verosimilitud. No es creíble nada, no porque sea, naturalmente, ficción total, sino porque dentro de esa ficción se sobrepasan los límites de lo convincente. Los power ups no tienen justificación que persuada y son, en realidad, irrisorios. Piccoro naranja, Gohan pelo gris y más fuerte que nuestros héroes Gokú y Vegeta que apenas aparecen en la película (lo cual se agradece, sí, no lo niego, porque no todo son ellos dos en Dragon Ball). Es creíble que Gohan pueda, por supuesto, superar a todos los demás guerreros Z, pero no es nada verosímil que lo haga sin entrenar en lo absoluto, justo cuando se nos muestra a los tres Saiyayins de raza pura (incluido Broly) entrenando con Whis y dándolo todo. Credibilidad cero, persuasión cero. Y el vacío que deja la ausencia de Gokú y Vegeta, que bien podrían llenar Gohan y Piccoro, aquí no es aprovechado en absoluto.
En cuanto a la estética, peor se ponen las cosas. Se trata de una película que parece más bien un videojuego. A veces Xenoverse, a veces Kakarot, aunque decir que esto parece el Kakarot es hacerle un feo a dicho videojuego. La clásica animación de toda la vida se echa mucho de menos. Muchos colores, demasiados, diría yo, que saturan la pantalla.
Cierro mi crítica de forma poco original y no por eso insincera: si este es el camino que va a tomar la franquicia, vamos muy mal, encaminados al velatorio de Dragon Ball. La película de Broly trajo algo de esperanza. Las sagas que de momento solo son mangas también. A eso me aferro como nostálgico. Pero, francamente, no espero mucho. Dragon Ball murió con Majin Boo.