Para muchos se trata de la mejor película de la historia cubana. Otros consideran a su director, Tomas Gutiérrez Alea como al mejor realizador cinematográfico surgido de Cuba, también gracias a otros films, como "Historias de la Revolución" y "Memorias del Subdesarrollo".

"La muerte de un burócrata" relata la historia de un obrero ejemplar, que es enterrado con su carnet laboral, en reconocimiento a sus méritos, lo que generaría un problema posterior: sin ese carnet, la viuda del difunto no puede cobrar su pensión. Es por ello que su sobrino, responsable de componer las cosas, sufre un sinfín de altercados con el simple objeto de solucionar un trámite común y corriente.

La película es una sátira al sistema burocrático y una forma de llevar a un protagonista a situaciones extremas por el sólo hecho de la falta de un carnet, un papel en cuestión. Y allí radica la virtud de Alea, en lo tragicómico, en generar todo tipo de situaciones absurdas y formas de resolver cada problema, para que el sobrino del fallecido, pueda obtener el carnet primero y a medida que avanza la historia, solucionar los inconvenientes que se van desencadenando a raíz del primero.

Filmada en 1966, esta obra mantiene una vigencia destacable, puesto que muchas veces por un simple trámite, las personas se ven sumergidas en un embrollo burocrático que llega a exasperar. El sinfín de instancias en la que cae el protagonista, a medida que avanza la cinta es enloquecedor, transmitiendo la desesperanza del implicado en el espectador, quien no puede no imbuirse y sentirse parte del martirio, más conociendo lo que representa a veces ingresar en un remolino interminable de trámites por cuestiones similares.