Si bien no soy adepta al cine romántico en ninguna de sus facetas, honestamente me veo obligada a clasificar al film Átame! como la mejor comedia romántica que he visto. Paradójicamente, la ficción que ingeniosamente se confunde con la realidad gracias al carácter mundano de los personajes, resaltando la estéril actuación de Antonio Banderas (antes de convertirse en parte de la lacra latina hollywoodense que lo llevaría a una fama regalada, o más bien comprada por el boom “anglo-hispano” del momento) contribuyen a la genialidad de esta película.
Una historia que de haberse gestado en la pantalla norteamericana hubiese peleado cabeza a cabeza con “Notting Hill” en la terna de bodrios melodramáticos. Pero es justamente el toque particular de Almodóvar lo que separa a Átame! de lo convencional. Los personajes: humanos, es decir neuróticos e imperfectos; la historia: ilusa y picara, tierna y sadomasoquista.
Un desarrollo atractivo, con sogas, mordazas y comedia, sumado a la escena de sexo más realista que haya visto (nada de danzas al estilo cisnes en celo, ni revolcones artificiosos tipo terror de algún Viernes 13) y un final obvio, pero que encaja como anillo al dedo, al son de los acordes de “Resistiré”, hacen de Átame! una excelente excepción.