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Voto de behappyjose:
8
2009
6,2
19.428
30 de enero de 2010
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fantástica película que nos presentan los estudios de Walt Disney Pictures (en solitario) al más estilo clásico y renovado que hizo resaltar a la compañía durante su segunda etapa magistral en el cine de animación: la década de los 90.
Tras unos años en los que la compañía perdió su identidad y comenzó a perder su eterna personalidad en la necesaria industria cinematográfica de animación, Disney se ha descubierto a sí misma con esta película y ha vuelto a recuperar los valores que la distinguieron como una fábrica de obras de arte del mundo animado.
La película recupera una de los grandes cuentos olvidados (la princesa y el sapo), no cayendo en la rutina de una simple adaptación de una idea literaria original inolvidable, sino que sabe tratarla, sabe transformarla para atrapar al espectador dándole ese toque mágico necesario para pasar a ser un nuevo clásico sin reconvertir al original o echarlo de menos.
La historia invertida de la princesa que besa un sapo convirtiéndose ésta en rana, mezclado con una realidad de principios del siglo pasado (toda la historia se desarrolla en Nueva Orleans, EEUU) era una apuesta difícil, pero el resultado: brillante. Se repasa el nacimiento del lugar de origen del género jazz (un buen guiño), ritmo que acompaña a toda la película y nos hace deleitar con una banda sonora "negra" extraordinaria (fantástica, sobre todo la última canción donde la voz "negra" resulta inigualable).
Importante es éste último punto, la vuelta del musical de Disney, donde acompaña a ritmo narrativo toda la historia, no sólo sin pisar o interferir la trama principal, sino dándole un apoyo y coherencia que le da más fuerza y que anima al espectador, e incluso deja un buen sabor de boca con canciones que vuelven a atraer y llamar la atención, alguna pagadiza, y recuperar esos musicales animados de los años 90 que tanto se extrañaban.
Vuelve también el malo malísimo (de nuevo con magia, esta vez con magia negra y más terrorífico de lo habitual) y el humor sencillo y fácil de entender para el público infantil y oportunista y cuidado para un público adulto. Aunque como comento en “spoiler”, la vuelta más hermosa y agradecida en la película es el de la moraleja final, la conclusión de una buena y trabajada trama principal.
Tras unos años en los que la compañía perdió su identidad y comenzó a perder su eterna personalidad en la necesaria industria cinematográfica de animación, Disney se ha descubierto a sí misma con esta película y ha vuelto a recuperar los valores que la distinguieron como una fábrica de obras de arte del mundo animado.
La película recupera una de los grandes cuentos olvidados (la princesa y el sapo), no cayendo en la rutina de una simple adaptación de una idea literaria original inolvidable, sino que sabe tratarla, sabe transformarla para atrapar al espectador dándole ese toque mágico necesario para pasar a ser un nuevo clásico sin reconvertir al original o echarlo de menos.
La historia invertida de la princesa que besa un sapo convirtiéndose ésta en rana, mezclado con una realidad de principios del siglo pasado (toda la historia se desarrolla en Nueva Orleans, EEUU) era una apuesta difícil, pero el resultado: brillante. Se repasa el nacimiento del lugar de origen del género jazz (un buen guiño), ritmo que acompaña a toda la película y nos hace deleitar con una banda sonora "negra" extraordinaria (fantástica, sobre todo la última canción donde la voz "negra" resulta inigualable).
Importante es éste último punto, la vuelta del musical de Disney, donde acompaña a ritmo narrativo toda la historia, no sólo sin pisar o interferir la trama principal, sino dándole un apoyo y coherencia que le da más fuerza y que anima al espectador, e incluso deja un buen sabor de boca con canciones que vuelven a atraer y llamar la atención, alguna pagadiza, y recuperar esos musicales animados de los años 90 que tanto se extrañaban.
Vuelve también el malo malísimo (de nuevo con magia, esta vez con magia negra y más terrorífico de lo habitual) y el humor sencillo y fácil de entender para el público infantil y oportunista y cuidado para un público adulto. Aunque como comento en “spoiler”, la vuelta más hermosa y agradecida en la película es el de la moraleja final, la conclusión de una buena y trabajada trama principal.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Exageradas y falsas son aquellas voces levantadas que han querido tener una crítica destructiva al tachar en algún momento de "racista" este nuevo largo de Disney (de la que muchos siempre desean cualquier ocasión para criticar). Voces que no podrán quejarse de que no se refleje esa realidad racista donde convive el personaje principal desde un principio (racismo extremo en Nueva Orleans en esa época) y donde no se refleja en ningún momento en la película, donde el personaje de piel "oscura" (la princesa) es la que acaba cumpliendo todos sus sueños, frente a la caprichosa y frustrada amiga "blanca" que además de no saber valorar lo que tiene, no representa durante el film ningún valor o creencia reseñable.
Existen varios fragmentos del film que nos recuerdan a los grandes clásicos de la casa:
- Los peligros de la vida de ser sapo/rana al comienzo de la transformación (“Merlín, el encantador”).
- El momento de crear una situación de amor en el lago a lo “Sebastián” de Ray (“La Sirenita”).
- La hora máxima de las 12 de la noche para cumplir con el deseo (“La Cenicienta”).
En cualquier caso, una película que recupera además una moraleja final (con trabajo se consigue todo lo que se desea) que se agradece para los más pequeños, y digna en general de un notable (al menos rozando) en una “nueva” (recuperada) línea que esperemos que tenga una continuidad digna y no caiga de nuevo en la animación fácil, con la pérdida de identidad que se ha echado de menos hasta el momento en la factoría de sueños hechos realidad.
Existen varios fragmentos del film que nos recuerdan a los grandes clásicos de la casa:
- Los peligros de la vida de ser sapo/rana al comienzo de la transformación (“Merlín, el encantador”).
- El momento de crear una situación de amor en el lago a lo “Sebastián” de Ray (“La Sirenita”).
- La hora máxima de las 12 de la noche para cumplir con el deseo (“La Cenicienta”).
En cualquier caso, una película que recupera además una moraleja final (con trabajo se consigue todo lo que se desea) que se agradece para los más pequeños, y digna en general de un notable (al menos rozando) en una “nueva” (recuperada) línea que esperemos que tenga una continuidad digna y no caiga de nuevo en la animación fácil, con la pérdida de identidad que se ha echado de menos hasta el momento en la factoría de sueños hechos realidad.