El espectáculo donde dos hombres se golpean con la probabilidad de matarse no se haya entre mis selectas aficiones. Pero me ha gustado la cinta por varias razones, su buena y realista ambientación, el hecho de ser una historia real, y la increíble interpretación de Bale.
En efecto, la historia palpita, respira, está llena de emociones humanas, debilidades, virtudes, amores y odios. Nada es bueno del todo ni malo del todo, porque esa suele ser la mayor diferencia entre ficción y realidad. Cuando por ejemplo Bale va a ver a la novia de Mark, para pedirle que no deje a su hermano, le dice "A mí no me caes nada bien, pero mí hermano te quiere y te necesita". Así son las relaciones de la vida real. No existe nada perfecto...
Otro aspecto que resalta en el film es el orgullo de comunidad, algo que se suele soslayar en las ficciones. Cuando un deportista español por ejemplo, gana un título importante, todo su barrio y pueblo o ciudad hace una gran fiesta. Y el dato queda por siempre en la memoria histórica del lugar. El orgullo impregna todo el carácter de esa localidad, como si Astérix hubiera dado su pócima a sus privilegiados paisanos. A veces sucede que las motivaciones para vivir viven en la casa de al lado...
No sé si será la mejor película del año. Pero desde luego, es cine bien hecho, pasional y con garra narrativa, recomendable a cualquiera que quiera disfrutar una historia real, contada con realidad.