Esto puede ser la auténtica antipelícula de efectos especiales, donde los efectos se lo comen todo, pero no consiguen el efecto de ser una buena película.

Tras un comienzo arrollador bastante largo (aunque con una elipsis temporal extraña e innecesaria), el film promete mucho, pero lo que hace es desinflarse muchísmo. Un soso intérprete, un romance tontín que nace y crece tanto como el aburrimiento del espectador, y un desenlace precipitado y mal resuelto, conforman todo el engranaje de una obra dulce-amarga que decepciona y deja cara de tonto cuando sales de la sala de cine.

La Portman y el Hopkins merecían mejor suerte que acabar en esta flojita producción de un director emblemático, o que al menos, lo era, antes de meterse en estos berenjenales...

Lo mejor son:
- Las escenas en que Thor empuña el martillo.
- Personajes como Loki y el guardián de la puerta, que son los más logrados.
- La estética de decorados y escenarios, que nos recuerda al Señor de los Anillos.
- Un 3D que se salva de la función gracias a la espectacularidad de las (aunque poco generosas por falta de frecuencia) escenas de acción.
- Y los estupendos créditos finales en 3D.

Lo peor es todo lo demás:

- Hay una una bajada de ritmo, una hora de trama en la mitad del film que es para echarse a dormir.
- Las sosas y pobres interpretaciones, que están al nivel de un guión y de unos diálogos que son mucho menos de lo que se podría hacer o esperar.
- La escasa garra y carisma de todos los personajes (alguien dice que hay una estupenda trama Macbethiana por medio, me da la risa, la verdad; hasta Hopkins tiene cara de pulpo Paul fuera de su pecera).
- Un humor light acorde con sus personajes light.
- Pero lo más terrible de todo... son los besos en la mano de Thor a la Portman (insufrible; un caballero-dios vikingo refinado y casto).

En definitiva, ir al cine sin grandes expectativas, recrearse en los escenarios y efectos, y comprar un buen cubo de palomitas con el que poder distraerse cuando el film se vuelva estúpidamente soso.