Me acerqué a ésta cinta muy ilusionado por su cacareada originalidad y su frescura. Las críticas no pintaban mejores (por cierto, no sé si escogidas a dedo, o al azar...).
Conforme avanzaba el metraje comenzó la crispación... no me sentía cómodo con la propuesta.
¿Es un homenaje a los frikis de los videojuegos?
¿Es una comedia adolescente, de ficción surrealista?
¿Puede algún ser humano, joven o maduro, identificarse con la historia?
Si solo se trata de entretenimiento, los gags visuales pueden que sean originales, pero no por ello, graciosos o divertidos. De hecho, contaría con los dedos y me sobrarían, las escenas que pudieran ser cómicas o hilarantes, dentro de una comicidad muy peculiar, que llegará a un escaso tipo de público. La mezcla de música, videojuego, y comedia de amores adolescentes, es un cocido sonoro y estéticamente irreal, difícilmente equiparable a alguna estética moderna o posmoderna que sea atractiva y asimilable por el espectador medio.
Luego está el tema de su duración. 113 minutos son muchos minutos. Para cualquier director o productor, es un riesgo enorme, no es fácil tener entre manos una buena historia que soporte bien el interés continuado del espectador, durante tantos minutos.
En consecuencia, un experimento fallido, simpático, curioso, pero que no funciona.