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España España · Rivas-Vaciamadrid
Voto de Quinto Sertorio:
8
Acción. Aventuras. Drama. Thriller Manny, el recluso más duro de una remota cárcel de Alaska, elabora un audaz plan y consigue evadirse con su compañero Buck. En un tren de mercancías, Manny y Buck van camino de la libertad; pero, de repente, el maquinista sufre un infarto y muere. Entonces los dos fugitivos se sienten atrapados, solos y lanzados a toda velocidad hacia una muerte segura. Hasta que descubren a un tercer pasajero: una hermosa ferroviaria que está tan ... [+]
12 de marzo de 2017
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno de los mejores filmes de aventuras de la década de los 80. Nominados a los oscars con justicia sus dos principales protagonistas (Jon Voight y Eric Roberts). Basado en un guión de Akira Kurosawa, la historia es un film a medio camino entre el cine de aventuras y el drama carcelario, donde dos fugados de un penal gobernado con extrema crueldad por un malvado alcaide, tienen la desgracia de subirse en un tren sin maquinista y descontrolado, que los lleva a una muerte cierta. La ambientación en un lugar tan hostil para la vida como una Alaska nevada, con 30 grados bajo zero, sitúa a los protagonistas en una continua lucha por la supervivencia.

Diálogos y situaciones muy creíbles, con un espectacular papel de Voight, que ganó el globo de oro ese año a mejor actor dramático, el film se enmarcaría en las postrimerías del cine catastrófico de aventuras, donde gente corriente debe enfrentarse a una situación imposible para sobrevivir. La película se apoya en una gran realización de Konchalovsky, dinámica, que oculta los agujeros que pueda tener el guión, y un vibrante montaje.

El film tuvo la desgracia de ser producido por la Cannon de los Go-go boys, lo que le supuso sufrir los prejuicios y animadversión que sufrían estos productores israelíes, famosos por sus filmes de Bronson y Norris. Sin embargo, el film en cuestión, es solvente, directo y sólido. Un magnífico film que hubiese merecido mejor suerte. Y un Jon Voight inconmensurable, apoyado en un sorprendente Eric Roberts, que siempre tuvo más recursos de los que pudo mostrar en los filmes.

Y la escena final del filme tiene una elegancia, por su sencillez, solo comparable a "Duelo en la alta Sierra" de Peckimpah, encerrando en unos segundos, todo el buen cine que atesoraba Konchalovsky.
Quinto Sertorio
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