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España España · Granada
Voto de Yanpol64:
10
Cosmos (Serie de TV)
1980 Estados Unidos
Documental, Intervenciones de: Carl Sagan
8,8
13.354
Serie de TV. Documental Serie de TV (1980). 13 episodios. Tras el enorme éxito mundial de su libro "Cosmos", el carismático astrónomo y divulgador científico norteamericano Carl Sagan (1934-1996) lleva sus teorías y explicaciones sobre el conocimiento del Universo a la pequeña pantalla en esta aclamada serie que intenta responder a las grandes preguntas del Cosmos y la vida. Entre los temas que se abordan en los diferentes capítulos están los orígenes de la ... [+]
16 de diciembre de 2015
61 de 63 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cosmos de Carl Sagan fue y es la mejor obra de divulgación científica de toda la Historia. No trata solamente de Astronomía o Astrofísica, de Historia o Biología, de Paleontología, Darwinismo, Filosofía, Psicología, Ética, Ecología, Política… sino que en esencia es un relato atractivo y emocionado sobre el desarrollo del mayor y más elevado logro de la espiritualidad humana: EL PENSAMIENTO RACIONAL Y CIENTÍFICO, el que nos ha permitido desvelar misterios del microcosmos y del macrocosmos, atisbar la verdadera naturaleza de la evolución del Universo y de la Vida, así como la propia belleza y coherencia de la Ciencia como único conocimiento expansivo, ilimitado, esperanzador y realmente universal de la humanidad…

Ciertamente Carl Sagan defendía en Cosmos, con valentía y pasión -desde unos Estados Unidos tan dominados por el integrismo religioso y la corrección política devota- la validez infinitamente superior del pensamiento racional, científico, materialista, evolucionista… nacido en las antiguas poleis griegas de la Antigüedad; sí, defendía ilusionado esa acertada comprensión de la Naturaleza que, con mucha dificultad, volvió a arraigar durante nuestros últimos cuatro siglos, los de las Edades Moderna (destacando a los “héroes” del siglo XVII) y Contemporánea… esa acertada y emocionante comprensión del Universo y del Hombre que ha conseguido arrinconar -entre las personas mínimamente ilustradas- al pensamiento irracional, mítico, primario, sumiso, iletrado, ingenuo y falso del oscurantismo religioso, del dogmatismo clerical, de las espiritualidades de mercadillo y de las magias (astrológicas, ufológicas, espiritistas, milagreras…) de difusión mayoritaria.

Tanto para los adolescentes moderadamente lúcidos que ya nos habíamos desprendido de las supersticiones (bíblicas, magufas o pseudocientíficas), como para los jóvenes que a pesar de su inquieta inteligencia aún no habían encontrado las claves para hacerlo, Cosmos fue -desde principios de los años ochenta- esa obra reveladora con la que reforzar nuestra comprensión de la grandeza del método científico, el placer electrizante de la exploración y el descubrimiento, la belleza sobrecogedora y terrible del Universo, el enorme valor de la conciencia humana fruto de la evolución natural, la espiritualidad panteísta -y contradictoriamente “atea”- basada en una profunda conexión cósmica, la imposibilidad de los dualismos sobrenaturales y creacionistas… así como fue esa obra reveladora de la otra cara siniestra de la cultura humana: el penoso historial de la reacción oscurantista, por parte de los dogmáticos fundamentalistas a lo largo de los siglos, con su fanática demolición y su acoso permanente al librepensamiento racional…

Carl Sagan nos mostraba emocionado que somos pequeñas partes conscientes del Universo, sí, diminutas y fugaces criaturas surgidas en la eterna evolución cósmica (formadas a partir de los átomos y moléculas creados en los pavorosos hornos nucleares de las estrellas y dispersados por las galaxias en inconcebibles cataclismos estelares), fugaces criaturas con la apasionante virtud de ser ínfimas porciones conscientes de un Cosmos ilimitado e increado, a través de cuya curiosidad el Universo comenzaba a hacerse preguntas sobre Sí Mismo…

Y evidentemente estas revelaciones tenían una dimensión profundamente “mística”, “espiritual”, “trascendente”, “religiosa”, “panteísta”… y al mismo tiempo “atea”, aunque Carl Sagan no llegara a explicitarlo con claridad ni se preocupara de imprimir en su obra divulgativa un tono de mayor rigor filosófico y teológico (como si no hubiera comprendido del todo que él mismo era decididamente “espinozista”): pero si como él afirmaba el Cosmos es la única totalidad increada y eterna que siempre había existido, que existe y que existirá; si era imposible el dualismo Creador/Creación y el “juego de dados” sobrenaturalista de una divinidad providente; si el Cosmos en perpetua evolución era el único creador de todo lo existente y de su propia conciencia (nosotros); entonces el Cosmos era el “Dios” de Spinoza (Dios es la Naturaleza), ese “Dios” que afirmaba con rotundidad lógica y geométrica la imposibilidad de la arbitrariedad sobrenatural y de cualquiera de los dioses de las religiones.

Y sin que yo pretenda menoscabar la valía y excelencia del pensamiento de Carl Sagan ni de Cosmos (como libro o como serie de televisión) unos pequeños puntos débiles de su filosofía fueron, por un lado, que no comprendiera del todo que los enemigos históricos de la Ciencia no eran los “místicos”, sino los dogmáticos; o, por otro, el hecho de que él mismo se declarara prudentemente “agnóstico” (esa tipología de “ateísmo acicalado” o de "ateísmo vergonzante") cuando él sabía perfectamente que en su filosofía no cabía ni una pizca de duda agnóstica, ya que dudar de la existencia de “Dios” (el Cosmos) sería tanto como dudar de la propia existencia de "TODO LO QUE ES TODO LO QUE FUE O LO QUE SERÁ ALGUNA VEZ" . El propio Sagan era un profeta panteísta, un ateo místico, un filósofo monista... que buscaba emocionado (y así lo mostraba su sonrisa extática viajando por el espacio y el tiempo) la conexión cósmica con el único “Dios” verdadero...
Yanpol64
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