Cuando vi por primera vez "Posesión Infernal", siendo un chavalín y a prácticamente a escondidas, casi me cago de miedo.

Cuando la revisé siendo un jovenzuelo no pasé miedo que digamos, pero me siguió pareciendo una película de terror extraordinaria por la atmósfera malsana y "pesadillesca" que creaba, por la habilidad con que suplía las carencias presupuestarias con imaginación, por su excelente uso de la cámara y los efectos del sonido, por la brutalidad de algunas de sus escenas, por sus efectivos ramalazos de humor negro, por sus artesanales pero eficaces efectos especiales y por cómo se pasaba por el forro los tópicos más establecidos del género. Claro que los diálogos no eran para tirar cohetes y las interpretaciones no eran lo que se dice profesionales, pero eso me pareció lo de menos.

Cuando la vi por tercera vez hace relativamente poco, me dio la misma impresión. Y me sigue pareciendo que es casi imposible hacer una película de terror así de buena con unos medios tan precarios.