Es cierto que "El más allá" es una película en cierto modo caótica, es cierto que es argumentalmente raquítica, es cierto que copia sin rubor detalles de películas como "Suspiria" o "Terror en Amityville", pero no es menos cierto que es una película imaginativa y sorprendente, con una atmósfera que recrea a la perfección esa sensación alucinada y angustiosa propia de las pesadillas, con escenas que alternan una belleza oscura y una violencia terrible, con una coordinación casi perfecta de todos los elementos estéticos (música, fotografía, iluminación, efectos especiales, encuadres) que configuran algo cercano a ese "terror cósmico" de los mejores relatos de Lovecraft. La sucesión aparentemente inconexa de hechos sobrenaturales y atrocidades ultraviolentas que muestra (ojos arrancados, animales enloquecidos que agreden a las personas, apariciones fantasmales de todo tipo) transcurre de forma fluida y con una lógica interna que funciona dentro de los parámetros cercanos al surrealismo de la película y culmina en un final melancólico, terrible y absolutamente fascinante. No se trata, claro está, de una película para todos los públicos, y quien se ponga a verla esperando una historia al uso o un desarrollo convencional no quedará satisfecho con ella: esta es una película para ver sin prejuicios, sin tratar de buscarle un sentido racional a lo que va ocurriendo en pantalla y para dejarse llevar por la maravillosa pesadilla que nos propone Fulci.