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Chile Chile · Concepción
Voto de Juan Antonio:
5
Drama Un día en la vida de Monsieur Oscar: un hombre que se traslada, en una lujosa limusina blanca conducida por Céline, de trabajo en trabajo. Para cada uno de ellos adopta una nueva personalidad: mendigo, monstruo, asesino, padre de familia... (FILMAFFINITY)
23 de agosto de 2014
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
El arte como concepto siempre ha sido complejo de definir. El cine, como subconjunto de éste, carece también de toda objetividad, y resulta lógico encontrar diversidad de opiniones respecto a una misma obra. Aún así, el cine, como cualquier otra manifestación artística, posee ciertas definiciones y características que permiten establecer si una película es mejor que otra. Lamentablemente, aún considerando todo ello, el concepto sigue siendo subjetivo.

“Holy motors” (2012) es una rareza que se encuentra en ese lugar donde es aún más difícil establecer la calidad de la obra. Se encasilla dentro del cine experimental, de autor, intimo, surrealista, pero propio de un creador que concibe el cine como conductor de emociones. Leos Carax dirige esta producción francesa que trata sobre un individuo que trabaja para una agencia de publicidad y que pasa el día realizando “eventos”. Éstos consisten en performance artísticas, donde actor asume roles, cada uno más extraño que el otro, y que intentan en algunos casos, la provocación, y en otros, la introspección y la búsqueda de sus propias emociones.

Resulta complejo evaluar la cinta, ya que genera múltiples debates respecto al ritmo y coherencia argumentativa de la obra. Hay quienes piensan que la excesiva pretenciosidad de su director, ha transformado la película en una seguidilla de sketchs incoherentes en su conjunto. En cambio otros, la consideran como un conjunto de escenas armónicamente unidas. En lo personal, me quedo con lo último. El arte es ilimitado en sus formas, es por ello que esta propuesta, arriesgada y quizás pretenciosa (algo que en muchos casos no tiene nada de malo), es justo aquello que pienso sobre el cine y su concepción, es decir, un medio de transmisión de emociones.

El debate entre lo real y lo meramente actoral es una delgada línea que la película nunca aclara. Es también uno de los puntos controversiales. En este sentido, es normal que el espectador se confunda respecto a algunos episodios, sobre todo porque no existe una narración explicita acerca de lo que vemos en pantalla. Y es justamente esto último lo que define en si mismo al surrealismo, un estilo que el creador de esta película admira y realiza con relativo acierto.

Si “Holy motors” es buena película o no, no es algo que me corresponda establecer. La belleza se encuentra en el ojo del espectador. Sin embargo, como anteriormente señalé, existen parámetros que se deben visualizar a la hora de evaluar una obra de este tipo. El surrealismo, para ser potente y bien realizado, debe transmitir con fuerza emociones, y en esa línea, la película del señor Carax posee escenas con una gran fuerza, pero en otras, se queda a medio camino, dejando frío, desconcertado y a la vez decepcionado al espectador.
Juan Antonio
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