Amenábar realiza esta película con el objetivo de asustar y aterrar al espectador, pero termina provocando una atmósfera de intriga y suspenso, que a ratos asusta. Sin duda que el ambiente creado por el director es el mayor logro de la película. Una casa solitaria, casi en una isla, con una niebla permanente, oscuridad y humedad en el aire que provocan cierta claústrofobia en el espectador. Kidman y sus hijos prisioneros en este ambiente, donde más encima éstos últimos no pueden exponerse a la luz del sol, por lo que las cortinas deben permanecer cerradas todo el día. En este contexto, los empleados de la casa, (unas personas muy misteriosas) que se lucen en el film, cobran una importancia trascendental en el desarrollo de la película.
Gran película que tiene el mérito de tener unos de los mejores finales de todos los tiempos.