“Este es mi barrio, esta es mi calle, esta es mi vida”
Con estas palabras se pone en marcha la bola de demolición dispuesta destruir el tópico del sueño americano.
Kevin Spacey nos identifica con esos días cuyo mejor momento es cuando uno se la casca en la ducha (si me disculpan). Cuando esto pasa todos los días de tu vida, se confirma que has perdido algo.
Magistral película que nos describe la estúpida e insignificante vida de una familia acomodada y de sus muy definidos vecinos. Aunque todos los papeles son muy buenos y representan la variedad de la cultura americana, he de reconocer que me gusta el papel de Kevin Spacey en particular. Nos encontramos con un protagonista al que el despertar de su sexualidad producido por una adolescente le lleva a recordar que su vida no siempre había sido así. Hubo un tiempo en el que no se consideraba un fracasado, un tiempo en el que no necesitaba buscarle sentido a la propia existencia.

La evolución del personaje principal culmina con uno de los mejores finales que he visto en una pantalla. Una película que no puede dejar a nadie indiferente.
Nunca una bolsa de plástico fue tan hermosa y reveladora.