Me ha sorprendido esta película, un clásico del cine mudo, que comencé a ver sin saber muy bien de qué iba ni cómo era. Reconozco que al principio me resultó un poco aburrida, pero la intensidad de la historia y el voltaje de las escenas va in crescendo hasta el final. Una persecución continua, que sepa la primera de la historia del cine (nada de “Bullitt”). Toda la película es una gran persecución, como pasa en películas como “Speed” o “Mad Max: Fury Road”, pero en una época en la que las limitaciones a todos los niveles hacen que las extraordinarias escenas de acción de “El maquinista de la general” tengan un mérito increíble. De hecho, es una película que podría calificarse como de acción y no de comedia, ya que aunque tiene algunos gags con gracia, en la mayor parte de la película no he visto nada que me hiciera reír.

Son de impecable factura la escena en la que se viene abajo el puente con la locomotora encima, y la batalla final. Y es que tampoco sabía de antemano que estaba ambientada en la Guerra de la Secesión, y que al fin y al cabo también puede catalogarse como western. Lo único malo, que se suma al flojo arranque de la película, es el aire patriótico que desprende, además otorgando el protagonismo al bando confederado, cuando suelen ser el ejército unionista los buenos buenísimos la mayoría de las veces en los western ambientados en la Guerra Civil Americana. Pero en definitiva es una buena película, con numerosas virtudes, sobre todo a nivel técnico, que debió suponer un trabajo de colosal envergadura en su momento, y que merece la atención del cinéfilo.