Es curioso como una localización puede formar parte tan fundamental de una película que se erige en protagonista absoluta de la misma fagocitando todo lo que hay a su alrededor actores, historia,... porque no nos engañemos la isla de "The Edge of the World" es la razón de ser de la película, tiene tanta fuerza y presencia como Hannibal Lecter en sus años de celda con Clarice o la nave Nostromo con su bichito sorpresa dentro.
La premisa con la cual se desencadena el drama es un poco burda hay que admitirlo pero poco importa ante esos acantilados propios del mejor cuadro de Friedrich, hay auténticas composiciones dignas de estudio y admiración.
Una última reflexión, es curioso como Michael Powell que se caracterizo, entre otras cosas, por la elaborada labor fotográfica de sus películas rodadas en su mayor parte en decorados (hay tenemos Las Zapatillas Rojas, Los cuentos de Hoffmann o Narciso Negro con esos forillos que son la envidia de cualquier forillo fotográfico actual) rodará una de sus primeras películas, ésta que nos ocupa, todo en localizaciones naturales en plan "nouvelle vague".
Merece la pena.