Sé que estamos aquí para hablar de cine, y no de deportes, pero a los que amamos el tenis nos sonroja la falta de conocimientos del director y el resto de su equipo sobre esta disciplina. ¿De verdad una semifinal del torneo más emblemático del mundo se juega en una pista con tan sólo unas pocas gradas a ambos lados? No había pasado tanta verguenza ajena desde que Sir Hopkins explicara al retaco del señor Cruise lo extraño de las fiestas en España al quemar a nuestras vírgenes en plenas procesiones de Semana Santa.
Por lo demás, una historia de amor endeble, donde ambos protagonistas hacen lo que pueden, en especial Paul Bettany, que merece mejores papeles.