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España España · Valencia
Voto de borx:
7
Drama Bud Clay (Vincent Gallo) se dedica a correr en motocicleta y emprende un viaje de cinco días hasta California, donde tiene la siguiente carrera. Cada día, a Bud le asaltan los recuerdos de la última vez que vió a la mujer de su vida. Él desea que esos recuerdos desaparezcan, por lo que durante el viaje tiene encuentros con diversas mujeres. Busca un nuevo amor que le haga olvidar a Daisy (Chloë Sevigny). Pero Bud no puede sustituirla, a ... [+]
6 de junio de 2006
21 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vincent está a un paso de cortarse la oreja. Tiene algo. No sé que es. Tampoco me importa. Pero es imposible no dejarse llevar. Reconozco que la cinta rezuma ego y pretensión por doquier pero, ¿qué genio no se ha pintado un autorretrato alguna vez? Lo realmente interesante es que Gallo hace lo que le da la gana y no engaña a nadie.
Cambia despacho y diván de loquero por furgoneta y carretera. Soporífera sí. Pero no gratuitamente. Nunca ví tratar narrativamente algo tan peligroso en esto del cine como es el sopor de manera tan inteligente. ¿Cómo es conducir sólo con la carretera como única compañera de viaje, cuando el dolor, la culpa y los celos son tan grandes que no puedes ni llorar? Estamos mal acostumbrándonos a cine de supuesta calidad donde cada tiro de cámara, cada frase de quión están al servicio de una segunda lectura para deleite de los eruditos de turno. Este es un relato en el que no pasa nada aparentemente. Pero no por ello deja de merecer la pena profundizar y dejarse llevar. Así que desquítemonos de una vez por todas de chismes y puritanismos. Me importa bien poco a que precio vende Gallo su semen por internet y mucho menos me voy a escandalizar por ver explícitamente como la Sevigni se la chupa a Gallo. ¿Acaso es de otra manera cuando lo practicas con la persona que amas? Veo a Gallo más cercano a la sinceridad y la poesía que a la provocación. El autor murió hace tiempo, esta película es sólo nuestra. Puede que no sea el gran cineasta que nos empeñamos en criticar. De hecho prefiero pensar que es un cineaficionado que apunta maneras muy talentosas. Así que dejémosle jugar tranquilo con su partitura y sus pinceles. El tiempo le pondrá en su lugar.
El final, a mi modo de ver es excelente, no por lo epífano y revelador, sino porque de alguna manera sí que justifica toda esa "oda a la nada" que rezan algunos. El espectador atento se dará de bruces con Gallo y compartirá lo para mí pretendido en este film: llegar al autoconocimiento de lo que hace débil y vulnerable al ser humano: la culpa, los miedos, el egoísmo y el dolor de amor vividos en soledad, así como lo único que todavía se le escapa de racionalizar a este simio vestido que somos. El sexo y la muerte.
A esta alturas del relato posmoderno ya era hora de que alguien le dedicara una oda a la narcisisista, soporífera y nada que es/somos esta sociedad de la posmodernidad en la que nos levantamos cada mañana.
borx
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