Que se puede decir de Ben-Hur que no se haya dicho ya, salvo recalcar que la MGM, en un momento crítico para ella, apostó todo por este film y ganó con creces. La banda sonora de Rozsa marcó la pauta de notas épicas para las posteriores películas, sobre todo para la de Conan de Basil Poledouris, que se nutre de su grandiosidad. La actuación de Charlton Heston es de manual, solo décimas por debajo a la de Brando en El Padrino, con la complejidad añadida diría yo de personificar a alguien de una época muy anterior y con escenas de mayor variedad.

La religiosidad que algunos la critican no la desmerece, por que al menos yo no la he notado tan influyente en la película, que se basa más que todo en la progresión del personaje. Añadida (obviamente) para ser conservada por la National Film Preservation Board, Ben Hur seguirá atravesando generaciones como exponente modelo del cine como arte.