Si usted es de esas personas normales que todavía se están preguntando como un personaje como Donald Trump pudo llegar a presidente del país más poderoso del mundo, entonces Hell or high water puede ser la respuesta a sus dudas. Lo que se refleja en la película es el granero de donde ha salido tanto voto en teoría absurdo. Un páramo abrasado por el sol, una población empobrecida, desesperada,ahogada por los bancos que vampirizan sus escasos recursos. Pueblos desérticos, sin futuro, abandonados por los políticos de Washington que solo ven por la tele y que nunca se han preocupado por ellos. Ultraconservadores, individualistas, irascibles, Dios, patria, familia, es todo lo que tienen tantos y tantos tejanos y similares que han perdido el tren del sueño americano hace muchos años. "La pobreza es una enfermedad que se transmite de generación en generación" dice uno de esos protagonistas. Gente sin nada que perder que ven a Hillary como quien mira a un extraterrestre.

Y en ese desierto físico, económico y moral se desarrolla la película. Consciente del mensaje y al mismo tiempo ferozmente entregada al buen cine. Un Jeff Bridges que roza la perfección en el personaje de ese Ranger cínico y descreído que está a punto de jubilarse. Unos Chris Pine y Ben Foster magníficos, los lazos de la familia como lo único que nos hace mínimamente humanos. Todos los secundarios, la propia Texas como un personaje en si.

"¿A quién quieres avisar para que los ayude? Estos tíos sólo se tienen a si mismos" dice Bridges viendo a los vaqueros huir del incendio con sus reses. Y así se sienten todos los personajes, indefensos, abandonados, desesperados. Tanto el que atraca bancos como la camarera que lleva 44 años en un pueblo muerto.

Muy muy recomendable. Pequeña gran película.