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Voto de Cornapecha:
2
Ciencia ficción. Acción. Fantástico. Aventuras Cuatro años después de la destrucción de Isla Nublar, los dinosaurios ahora conviven -y cazan- con los seres humanos en todo el mundo. Este frágil equilibrio remodelará el futuro y determinará, de una vez por todas, si los seres humanos seguirán en la cúspide de los depredadores en un planeta que comparten con los animales más temibles de la creación. (FILMAFFINITY)
4 de octubre de 2022
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que en una película de Jurassic World, en la que al habitual despliegue de dinosaurios se une la reaparición del trío de estrellas de la primera cinta, los protagonistas sean unas langostas del tamaño de un gato es un claro resumen de un churro jurásico de dimensiones míticas.

Últimamente parece que Hollywood se ha lanzado a una competición de quien saca el peor blockbuster posible. Es una competición a cara de perro porque el nivel (de mediocridad) es altísimo, pero Dominion va a poner el listón casi inalcanzable. Es muy, pero que muy difícil, hacer una película peor que esta. El guion haría avergonzar a un estudiante de primaria, de hecho haría sonrojarse a uno de preescolar. Pasan las cosas más estúpidas y absurdas del cine de entretenimiento de los últimos años, con irracionalidades por todas partes.

Que los dinosaurios no daban más de si ya quedó claro en la anterior. En esta ya son meros secundarios, un fondo animado que pasa por allí. No se comen a nadie, ya no dan miedo a nadie y hasta el Tiranosaurio sale de refilón. Creo que en toda la peli no se comen más que a un par de personajes, pero es que tampoco participan demasiado y no les da tiempo. Como será la debacle que en un mundo de carnívoros gigantescos los más asesinos son los pobres Dilophosaurus, que pasan de ser los elementos sorpresa a la principal (y única) amenaza del mundo jurásico. Bueno, hay un pavo (literalmente es una mezcla de pavo y avestruz) herbívoro, miope y con unas garras gigantescas que pasa por allí para justificar una pelea final ridícula.

Los pobres dinosaurios pasan sin pena ni gloria, pero es casi peor lo de los tres protagonistas de la mítica primera entrega, reclutados para intentar salvar la película, pero que parecen aún más perdidos que los dinos. Laura Dern y Sam Neill dan algo de pena, intentando dar sentido a un guion tan lamentable como absurdo. Pero peor es lo de Jeff Goldblum, que ha pasado de ser el científico escéptico y cínico a un majadero medio sonado que no se ha cambiado de ropa, gafas o peinado desde hace 30 años y que se pasa el rato balbuceando chorradas.

Y acaban completando el plantel un Chris Pratt que ya es una caricatura de si mismo, una Bryce Dallas Howard que está tan fanegas que no cabe en los planos cercanos, la niña insoportable de Spielberg, un malo que es Tim Cook (pero literalmente, hasta viste y se mueve igual). Ah, y por supuesto, la inevitable dosis de personajes racialmente diversos y sexualmente no discriminatorios (vamos, que hay una negra lesbiana que no pinta nada pero era inevitable).

Y pasan cosas tontísimas y sin sentido todo el rato. Pero todo el rato, oiga, que ya da hasta flato intentar señalarlas.

Lo único positivo es que es la primera vez que no sale un jefe de cazadores en pantalones cortos, con sombrero y escopetón y más tonto que el asa de un cubo. Pero la única razón es que tendría que comérselo el Tiranosaurio y el cupo de muertes ya está cubierto (y mueren dos, imagínese).

Pues eso, un churro infumable.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Cornapecha
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