Sin duda es una gran película y aunque sus aspectos negativos me sacaron en varias ocasiones del embelesamiento en el que sumerge su fantástica banda sonora, los aspectos más positivos destacan sobretodo.
La idea que subyace la historia es increíblemente buena y original el problema se encuentra en la forma de plasmarlo, y la realidad es que el guión roza en ocasiones lo nefasto, se encuentra plagado de escenas prescindibles y sinsentido, al igual que muchos de los diálogos. Sin duda, la falta de habla es algo que se llega a valorar mucho en esta película.
Holly Hunter sencillamente sobria. Su actuación es intachable, su expresividad corporal destaca constantemente con un rostro sumido en la más estricta serenidad que en contadas ocasiones se resquebraja haciendo de su personaje un todo en la escena. Un personaje a su vez muy interesante que destaca por encima de personajes como el de Sam Neill el cual está muy mal delineado, continuamente su plana personalidad cae en una contradicción que va más allá de la situación que pueda estar viviendo. Un personaje que pudo dar mucho juego y quedó en uno más.
El personaje de la niña es totalmente prescindible, por muy bien que lo haya podido hacer Anna Paquin, su papel podría haber sido sustituido por el bloc de notas de la protagonista. Es más, de haber prescindido de este irritante personaje hubiera habido cavidad para una mayor introspección del personaje principal.
A la hora de transmitir sensaciones, no recuerdo ninguna otra película que consiguiera romper la barrera ficción-realidad de este modo. Sin duda, la importancia del tacto, la forma de la protagonista de tocar toda y una de las cosas y las personas como si buscara sacar de ellas melodía, es sin duda lo mejor de la película.
Por último, y aspecto negativo del cual me siento especialmente culpable es de haber pecado de pereza y haberla visto doblada. De los peores doblajes que recuerdo.
A rasgos generales una película muy entrañable y agradable de ver.