A la hora de afrontar una historia de viajes en el tiempo, un guionista tiene tres opciones:

OPCIÓN 1 - Si alguien viaja al pasado, automáticamente se crea una nueva línea temporal.
OPCIÓN 2 - Todo sucede en la misma linea temporal
OPCIÓN 3 - Mezclar las dos opciones anteriores según te convenga y te salga de los huevos.

En Looper la opción 1 queda descartada porque Rian Johnson insiste en convencernos durante toda la película que lo que haga Gordon-Levitt afectará a Bruce Willis de forma irremediable. Esto no podría suceder si Bruce Willis, al viajar desde su línea temporal A hacia el pasado, crease una línea temporal B, porque en ese caso lo que hiciese el Gordon-Levitt B en la línea B sólo afectaría al Bruce Willis B, es decir, al de esa línea temporal y no al que viajó al pasado.

Vayamos por lo tanto a la opción 2, que es la de la clásica paradoja temporal mundialmente conocida: si yo viajo al pasado y mato a mi madre, yo nunca nacería, por lo que nunca podría viajar al pasado para matar a mi madre, entonces sí que nacería y acabaría viajando al pasado para impedir mi nacimiento... y así. Si nos quedamos con esta opción, entonces todos los cambios que realice Bruce Willis en la línea temporal no tendrían ningún sentido, puesto que sería imposible que éstos se hubiesen producido. Es decir, si ésta era la opción elegida por Rian Johnson, o no supo desarrollarla adecuadamente, o no se dio cuenta del problema que suponía su elección, lo cual nos llevaría a la opción 3. Y ninguna variante es buena.