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Argentina Argentina · buenos aires
Voto de jimrix:
8
Comedia. Drama Beatrice (Valeria Bruni Tedeschi) es una condesa charlatana y millonaria que está convencida de encontrarse entre los círculos íntimos de los líderes políticos mundiales. Por su parte Donatella (Micaella Ramazzotti) es una joven tatuada, vulnerable e introvertida, envuelta en su propio halo de misterio. Ambas son pacientes de Villabiondi, una delirante institución psiquiátrica. (FILMAFFINITY)
12 de diciembre de 2016
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Loca alegría" (La Pazza Giogia) - Muy buena
Siempre interesante y recomendable ver películas italianas de alto vuelo.
Recargado melodrama italiano, última creación de Paolo Virzi tras "El capital humano".
Con cita explícita a Thelma y Louis, pero que acertadamente logra despegar en un increscendo de profundidad, las protagonistas del film (Beatrice y Donatella) se escapan de un neuropsiquiátrico lujoso de la Toscana para darse una pazza gioia (aquí traducido correctamente como loca alegría, pero que también significa pegarse una buena fiesta, divertirse como nunca, hacer escándalos, armar líos o volverse realmente locas). Y todo eso sucede en imágenes, porque el cine es imágen y Virzi lo muestra ayudado por paisajes, autos, restaurantes, casas y majestuosidad en abundancia. Pero también con fenomenal música, un guión fuerte y principalmente con un cine de personajes que cuenta con la excepcional Valeria Bruni Tedeschi (Beatrice) que tiene un papel para lucirse y lo hace deslumbrantemente y la hipnotizante Micaela Ramazzotti que compone una Donatella siempre al borde del abismo.
La millonaria Beatrice convencida de estar en el círculo más importante de la política y la introvertida y vulnerable Donatella se escapan de la clínica psiquiátrica a donde han llegado por distintas razones en una búsqueda frenética que recorre los estadios de la depresión, la tristeza y la alegría como el título indica. Es que todas esas sensaciones (o realidades) en un estado exorbitado parecen reflejar la locura de estos personajes entrañables que intentan curar heridas, recuperar lo perdido y poder enfrentarse a la realidad. O simplemente, sanarse en todos los sentidos. Y se encuentran, se complementan, se amalgaman, se apoyan la una a la otra, se reflejan -aún en sus diferencias- y se zambullen en una experiencia mucho más efectiva que los electroshocks, el valium y otras píldoras que acostumbran a tomar en la clínica.
Y ese viaje es incierto, no tiene destino, y es vano el esfuerzo e inútil la ilusión de pensarlo como la forma de recobrar el tiempo perdido. Pero parece que servirá para pensar en algo más que "dormirse seis meses o unos años" o soñar despierto.
Senza Fine.
jimrix
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