Bueno, pues unas palabrejas sobre MANK, la película de David Fincher que tanto nos está gustando a la muchachada. Ya sabéis, el proceso creativo que dio lugar al guion de "Ciudadano Kane" firmado por Herman Mankievicz... y por Orson Welles, de forma más o menos honesta según versiones lo que supone quizá el punto de conflicto más elevado del film (por ejemplo, Bogdanovich defiende que Welles participó de forma muy activa en la elaboración del guion). Pero la película pasa de puntillas por este debate y, de forma muy astuta, también por Orson Welles y por el rodaje de la película, esto corresponde a otra historia.

Estructurada mediante una sucesión de flashbacks que salpican y alimentan el hilo principal con las semanas que Mankievicz pasó en reclusión doméstica escribiendo el texto. Es en estos flashes donde está el meollo, donde se cuenta su relación con William Randolph Hearst, con su "lacayo" Louis B. Mayer y con Mario Davies y se muestra la época dorada de los estudios de Hollywood, los años 30. Cine dentro de cine, pero no tan deudora de "Cautivos del mal" (pese a los flashbacks) o de "El juego de Hollywood" de Altman, sino más bien de "El último magnate" o, claro, "Barton Fink".

Tan sensacionales son algunos de esos viajes al pasado (1933 y 1834) de la película (como la primera velada en casa de los Hearst con el paseo nocturno con Marion Davies, la brutal secuencia de la cena de disfraces en la que Mankievicz aparece muy borracho, el momento el la que el cínico Mayer ofrece un recorte de sueldos a su familia de la Metro o, mi escena favorita, la cachonda visita de los guionistas al despacho de David O. Selznick para contarle el proyecto en el que estaban trabajando) que pareciera que el hilo principal queda muy ensombrecido, muy falto de la chispa que tienen las otras escenas. Por ejemplo, la relación que se establece entre Monk y la mecanógrafa interpretada por Lily Collins queda un tanto descafeinada.

Gary Oldman interpreta a un Herman Mankievicz inteligente, brillante y subversivo, un rebelde que plantó para al orden establecido y que pagó las consecuencias con el ostracismo, no sin antes ajustar cuentas con su libreto de Ciudadano Kane. ¿Cuánto de verdad y cuánto de leyenda? Ni el propio Fincher lo desvela, el guion original de Mank se basa en el trabajo de investigación de su padre, trabajo que nunca pudo culminar en vida.