He de decir que lo mejor de la película es el cartel, y por el cartel fui a verla, tanto por diseño como por contenido (Javier Rebollo, Lola Dueñas, etc.). Lo que sé de Lola, se podría haber contado perfectamente en 12 minutos... pero con la pretensión de hacernos ver lo monótona y aburrida que es la vida de León (el voyeur de Lola), Javier Rebollo ha alargado de forma exasperante su film hasta 112 minutos y lo ha convertido en un cúmulo de pretensiones que no llevan a ningún sitio.
El inmovilismo es la constante, durante casi dos horas, esperas... algo, algún giro en el guión, algún plano un poco distinto, algo..., acabé aburrida y dolorida porque la butaca del cine también transmitía bastante inmovilismo. No la salvan ni las interpretaciones de Carmen Machi, ni siquiera la de mi adorada Lola Dueñas. Si todavía no la has visto ahorra tiempo, dinero y sobre todo salud mental, yo no pude...