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Voto de Talía666:
1
5,5
5.510
Comedia. Acción
Val (Al Pacino) sale de la cárcel tras cumplir 28 años de condena. Doc (Christopher Walken), su mejor amigo, le espera a la salida para ir a ver a Hirsch (Alan Arkin), otro viejo colega. A pesar de la edad, los tres gángsteres deciden reanudar esa misma noche su vida de crímenes, drogas y sexo. Sin embargo, Doc tiene que hacer antes un trabajo urgente que le ha encargado el jefe de la banda: debe matar a Val para saldar una cuenta ... [+]
14 de octubre de 2015
6 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las comedias de abueletes pueden provocar tres tipos de reacción, a saber:
1. O te partes el culo con ellas.
2. O te aburres como una ostra.
3. O te entra una vergüenza ajena del carajo.
“Tipos legales” pertenece al tercer grupo, probablemente el más nutrido. Ni aunque aparezcan monstruos de la interpretación de la talla de Al Pacino o Christopher Walken se consigue superar esa terrible sensación de “Dios mío, noooooooo, no quiero llegar a vieja y hacer todas esas gilipolleces; señor, por favor, impídelo como sea”.
Fisher Stevens junta en esta película a unas cuantas momias vivientes, actores muy respetados, reputados y admirados por el público, y espera que eso le salve del ridículo, pero no lo consigue porque la historia que se montan los tres abuelos de marras es digna de pasar a los anales del patetismo más cutre, execrable y ominoso.
Supuestamente la cosa va de que estos tíos se van a correr la última gran noche de juerga de sus vidas y que en ella harán un montón de cosas divertidas, pero lo que en realidad hacen es el capullo más integral. Por no hablar de que el ritmo de la noche es tan inverosímil que más que una juerga de vejestorios parecería una correría de superhéroes americanos. Para que os hagáis una idea os cronometro la acción en espoiler.
1. O te partes el culo con ellas.
2. O te aburres como una ostra.
3. O te entra una vergüenza ajena del carajo.
“Tipos legales” pertenece al tercer grupo, probablemente el más nutrido. Ni aunque aparezcan monstruos de la interpretación de la talla de Al Pacino o Christopher Walken se consigue superar esa terrible sensación de “Dios mío, noooooooo, no quiero llegar a vieja y hacer todas esas gilipolleces; señor, por favor, impídelo como sea”.
Fisher Stevens junta en esta película a unas cuantas momias vivientes, actores muy respetados, reputados y admirados por el público, y espera que eso le salve del ridículo, pero no lo consigue porque la historia que se montan los tres abuelos de marras es digna de pasar a los anales del patetismo más cutre, execrable y ominoso.
Supuestamente la cosa va de que estos tíos se van a correr la última gran noche de juerga de sus vidas y que en ella harán un montón de cosas divertidas, pero lo que en realidad hacen es el capullo más integral. Por no hablar de que el ritmo de la noche es tan inverosímil que más que una juerga de vejestorios parecería una correría de superhéroes americanos. Para que os hagáis una idea os cronometro la acción en espoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
00’00. Al Pacino sale de la cárcel y se encuentra con Christopher Walken, que lo recibe y le enseña su casa y la habitación que le tiene preparada.
00’30. Van a un burdel y Pacino intenta acostarse con una puta, cosa que no consigue, de resultas de lo cual salen de allí bastante frustrados y se van a comer a un restaurante donde Christopher Walken tiene una amiga y se piden un filetón porque Pacino se ha quedado con mucha hambre después de lo de la puta.
01’30. Atracan una farmacia y se llevan un montón de pastillas para la hipertensión, la acidez estomacal y la disfunción eréctil. Pacino se toma un bote de Viagra del tirón.
02’45. Vuelven al lupanar y Pacino sube con la misma puta de la otra vez y le echa cinco polvos del tirón, tras lo cual baja muy satisfecho y se van de copas.
03’15. En el local de copas Pacino saca a bailar a una moza y echan un dance, tras lo cual se pide una copa en la barra y machaca las pastillas de la tensión de su amigo para esnifárselas. Luego se van otra vez al restaurante y se comen otro filete con batido de chocolate y zarzaparrilla.
03’45. A Pacino le da un yuyu y tienen que ir corriendo al hospital, donde les atiende una simpática enfermera que resulta ser hija de otro amigo suyo que reside en un geriátrico.
04’15. Van al geriátrico y rescatan al amigo, que está entubado y conectado a un respirador artificial. Previamente han robado un coche deportivo que le dejan conducir al amigo recién liberado.
04’30. Vuelven al lupanar porque al amigo rescatado le apetece cumplir la fantasía de montarse un menage a trois, cosa que hace cumpliendo más que satisfactoriamente hasta el punto de que las prostitutas participantes en el trío se enamoran locamente del viejo y le prometen amor eterno.
04’45. Descubren que en el maletero del coche está encerrada una bella joven a la que han secuestrado y violado unos cuantos malhechores veinteañeros. Se van con ella a comer entrecot, batido de chocolate, zarzaparrilla y helado al mismo restaurante de antes, donde la chica les cuenta a los 3 abuelos sus desventuras.
05’00. La muchacha les indica el lugar donde están sus violadores y los abuelos llegan allí, les dan una soberana paliza y dejan a la chica con un bate de béisbol para que les destroce los huevos. Al salir se dan cuenta de que el amigo del geriátrico la ha palmado.
05’55. Van a recoger a la enfermera hija del amigo y la llevan al cementerio, donde los dos viejos supervivientes cavan una fosa en la que entierran al amigo, le ponen una bonita lápida y rezan un responso, tras lo cual se van otra vez al restaurante a ponerse morados de filetes, zarzaparrilla y helado.
07’00. Deciden que quieren ponerse guapos y atracan una sastrería donde se pillan unos trajes la mar de pintureros y salen de allí hechos unos pimpollos con ánimo de seguir la juerga.
Y ya lo dejo porque me está entrando un agotamiento de la hostia de solo contarlo. Creo que os habréis podido hacer una vaga idea del ritmo demencial de la última noche de juerga de los octogenarios marchosillos estos.
00’30. Van a un burdel y Pacino intenta acostarse con una puta, cosa que no consigue, de resultas de lo cual salen de allí bastante frustrados y se van a comer a un restaurante donde Christopher Walken tiene una amiga y se piden un filetón porque Pacino se ha quedado con mucha hambre después de lo de la puta.
01’30. Atracan una farmacia y se llevan un montón de pastillas para la hipertensión, la acidez estomacal y la disfunción eréctil. Pacino se toma un bote de Viagra del tirón.
02’45. Vuelven al lupanar y Pacino sube con la misma puta de la otra vez y le echa cinco polvos del tirón, tras lo cual baja muy satisfecho y se van de copas.
03’15. En el local de copas Pacino saca a bailar a una moza y echan un dance, tras lo cual se pide una copa en la barra y machaca las pastillas de la tensión de su amigo para esnifárselas. Luego se van otra vez al restaurante y se comen otro filete con batido de chocolate y zarzaparrilla.
03’45. A Pacino le da un yuyu y tienen que ir corriendo al hospital, donde les atiende una simpática enfermera que resulta ser hija de otro amigo suyo que reside en un geriátrico.
04’15. Van al geriátrico y rescatan al amigo, que está entubado y conectado a un respirador artificial. Previamente han robado un coche deportivo que le dejan conducir al amigo recién liberado.
04’30. Vuelven al lupanar porque al amigo rescatado le apetece cumplir la fantasía de montarse un menage a trois, cosa que hace cumpliendo más que satisfactoriamente hasta el punto de que las prostitutas participantes en el trío se enamoran locamente del viejo y le prometen amor eterno.
04’45. Descubren que en el maletero del coche está encerrada una bella joven a la que han secuestrado y violado unos cuantos malhechores veinteañeros. Se van con ella a comer entrecot, batido de chocolate, zarzaparrilla y helado al mismo restaurante de antes, donde la chica les cuenta a los 3 abuelos sus desventuras.
05’00. La muchacha les indica el lugar donde están sus violadores y los abuelos llegan allí, les dan una soberana paliza y dejan a la chica con un bate de béisbol para que les destroce los huevos. Al salir se dan cuenta de que el amigo del geriátrico la ha palmado.
05’55. Van a recoger a la enfermera hija del amigo y la llevan al cementerio, donde los dos viejos supervivientes cavan una fosa en la que entierran al amigo, le ponen una bonita lápida y rezan un responso, tras lo cual se van otra vez al restaurante a ponerse morados de filetes, zarzaparrilla y helado.
07’00. Deciden que quieren ponerse guapos y atracan una sastrería donde se pillan unos trajes la mar de pintureros y salen de allí hechos unos pimpollos con ánimo de seguir la juerga.
Y ya lo dejo porque me está entrando un agotamiento de la hostia de solo contarlo. Creo que os habréis podido hacer una vaga idea del ritmo demencial de la última noche de juerga de los octogenarios marchosillos estos.