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Voto de Aurelio Pérez Rocha:
8
Drama Clara, una ex-crítica musical de Recife de 65 años, vive retirada en un edificio particular, el Aquarius, construido en la década de 1940 sobre la chic Avenida Boa Viagem, que bordea el océano. Un importante promotor ha comprado todos los apartamentos, pero ella se niega a vender el suyo y emprende una guerra fría contra la empresa que la acosa. La estresante situación le perturba y le lleva a pensar en su vida, en su pasado, en sus seres queridos. (FILMAFFINITY) [+]
29 de marzo de 2017
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Los espacios que habitamos suelen impregnarse de nuestras cargas afectivas y emocionales, y siempre contribuirán a nuestra particular identidad, por ello, aunque tengamos un espíritu hambriento de aventura, llega un momento en nuestra existencia en que anhelamos echar raíces, máxime cuando la vida nos sacude con un recordatorio de que nuestra estancia en el mundo es efímera.
Sobre este eje argumental gira la cinta Aquarius, del brasileño (recifense, para ser exactos) Kleber Mendoça Filho, quien, con una historia que lo mismo conmueve que provoca una sonrisa y hace reflexionar sobre la fortaleza del espíritu, nos obsequia a uno de los personajes femeninos más poderosos del cine de los últimos años, interpretado soberbiamente por la legendaria Sonia Braga.
A lo largo de casi dos horas y media nos adentramos en la azarosa vida de Clara, una melómana retirada que hará todo lo que esté a su alcance por permanecer en el edificio donde ha vivido los últimos 40 años, y no por capricho de su edad, sino porque hacerlo implicaría desdibujar su propia existencia, durante la cual ha tenido que luchar contra el cáncer.
Estructurado a modo de tríptico (El Pelo de Clara, El Amor de Clara y El Cáncer de Clara) el filme nos habla en un tono agridulce de los lazos familiares, la corrupción social y el implacable paso del tiempo, y lo hace vía esta mujer, quien en el pasado fue una respetada crítica musical, y ahora sólo intenta mantenerse plena, viviendo en soledad, rodeada de libros y discos de vinilo, en una burbuja: su viejo departamento en un edificio denominado Aquarius, en el cual es la única inquilina, pero a pesar de ello se niega a venderlo a una constructora que quiere derribarlo para nuevas construcciones.
Braga obsequia una inolvidable actuación, mostrándose imponente como la mujer de recio carácter que hallará en los recuerdos de su gente querida la fuerza que le falta para no ceder.
Destaca la narrativa donde tienen cabida múltiples metáforas visuales que contribuyen a la magia del filme, que más allá de sus escenas que desbordan erotismo, mucho del cual (considero) se pudo prescindir para no estropear la belleza del argumento, cala hondo, sobre todo en quienes han experimentado ya la afección de los apegos y las nostalgias propias de la edad.
No por nada la crítica internacional ha sido casi unánime en alabar este filme y su paso por Cannes dejó huella como uno de los más aclamados, amén de ser el único latinoamericano de los 21 que compitieron por la Palma de Oro.
Aurelio Pérez Rocha
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