Un cine diferente, en el que los flashbacks no suenan explicativos sino sentimentales. También la nostalgia de un presente que no se siente cómodo consigo mismo, la fortaleza unida a la sensibilidad en Sonia Braga, el océano como telón de fondo confiere un filtro de libertad, nada es excesivo y sin embargo todo es intenso con la sutileza del melodrama. Una película que nos transporta de manera constante a la juventud y a la edad adulta, formando ambas una simbiosis llena de belleza.