Los ecos de Chabrol, en forma de niebla, dictan el estilo que Amalric emplea para contar una historia de manera breve, (seguramente otros directores hubieran realizado la película en dos horas y pico). Así pues, en primer lugar, debemos encumbrar la corta duración. En segundo lugar, la brillante manera de usar los flashbacks, que no hacen sino que nuestro interés vaya en aumento, si bien la historia no deja de ser ciertamente convencional, los sinuosos caminos de pasión y crimen de esta cinta francesa hacen que esté por encima de muchas obras con las que comparte género, ¿por qué?, por el doble sentido, por la historia debajo de la historia, por la historia encima de la historia, porque las buenas obras del cine, de la literatura o de la pintura, siempre tienen una doble lectura y cuentan más de lo que muestran.