Dentro del cine de terror de los años 80, hay obras mayores y menores. Quizás, "Los chicos del maíz" sea una menor, sobre todo por la competencia que tiene. El filtro ochenteno la convierte en objeto de culto pero, a su vez, hace que no haya soportado bien el paso del tiempo. La melodía, que como un mantra, suena durante toda la película, es motivo para desear que termine. Pero pese a esas pequeñas, o no tanto, vicisitudes, "Los chicos del maíz" posee una imaginería a la altura de las grandes películas de terror.

Fritz Kiersch no se atrevió a dotar de elementos de thriller a esta película, que parece que solo quiere aspirar a ser un film de terror de los videoclubs de los 80. Con "¿Quién puede matar a un niño?", Chicho sí se atrevió a ambas cosas: al sugerente misterio y al terror. "Los chicos del maíz" parece una versión menos profunda de la filosófica película española, si bien en la película de Kiersch, se reflejan brillantes ideas de lo que es el pensamiento sectario, sin duda, la parte que más aterra.

"Los chicos del maíz" no asusta tanto como en 1984, sobre todo en un mundo eminentemente visual y violento como el que vivimos en 2022, pero sin embargo sí posee la cualidad de ser un icono, de ser pionera y de respetar la América profunda. Una invitada menor a la gran fiesta del terror de los 80.