Quizá porque encontrarme con mi admirada Adriana Asti siempre me inclina a un juicio favorable, quizá porque se trata de la pura suplantación de un héroe admirado (Alain Delon sólo aprovecha la fuerza del mito), me ha gustado esta prolongación ultramar de su figura. La derrota, casi incruenta de un tirano es siempre bienvenida.
Por no hablar de la belleza pictórica que componen el chavalín (Niño) con su sombrero, pura delicia.
Delon, rebosa ironía, actitud que le va bien al personaje de la historia; de hecho desde el principio sabemos que saldrá triunfante, el ZORRO siempre gana...