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España España · Pamplona
Voto de Meroe:
6
Drama Kym (Anne Hathaway) es una ex-modelo que regresa a su casa para asistir a la boda de su hermana Rachel (Rosemarie DeWitt). A pesar de su juventud, Kym tiene un largo historial de crisis personales, conflictos familiares y largas estancias en clínicas de rehabilitación. La boda de Rachel parece la ocasión perfecta para limar asperezas con sus padres y el resto de la familia. Sin embargo, lo que prometía ser un fin de semana festivo acaba ... [+]
17 de diciembre de 2008
13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
La boda de Rachel (Rachel Getting Married, 2008) es la enésima demostración del estilo sin estilo del realizador neoyorquino Jonathan Demme (al menos en su obra de ficción), la cual vuelve a ser una incursión en un género codificado, en este caso el melodrama costumbrista, variante tématica reunión-de-familia/amigos con motivo de un acto social, y que incluye ejemplos como Reencuentro (1983; Lawrence Kasdan) o A casa por vacaciones (1995; Jodie Foster), en los que la reunión de una serie de personajes saca a relucir los así llamados trapos sucios de su pasado. La construcción, desarrollo y resolución del iter dramático de La boda de Rachel sigue todos los tópicos del género: un enlace matrimonial con el típico spin off de distintos personajes y, sobre todo, una serie de situaciones incómodas que reflejan indirectamente diversos conflictos de fondo.
En los títulos de crédito finales, ésos que ya nadie lee, hay dedicatorias a Sydney Lumet y Robert Altman; Jenny Lumet, actriz en una de las mejores películas de su padre, Distríto 34: corrupción total (1990), firma el muy convencional guión de La boda de Rachel; la invocación a Altman trae de inmediato a la memoria la poco memorable Un día de boda (1978). En este sentido, parece que Demme ha querido rendir homenaje a sus maestros haciendo un film que está a caballo de lo tradicional y lo moderno, un típico melodrama coral para lucimiento de sus actores (no todos: Anne Hathaway de ja un poco que desear) resuelto formalmente mediante técnicas falsamente avanzadas, esto es, filmación cámara en mano, apariencia de improvisación, montaje sincopado y supuesta apariencia de "realidad" a lo Cassavetes, donde no faltan los trucos habituales de esta manera de filmar. Hay, empero, una pequeña ruptura de tono que se erige en su única idea interesante: el plano submarino en contrapicado dentro de la piscina. El resto está al sevicio de un relato tenso pero sin actitud, amargo pero sin mordiente.
Meroe
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