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Voto de Dinero:
10
5,5
5.834
Comedia. Drama. Romance
Madrid, años 80. Narra la historia de amor entre una joven ninfómana y el hijo de un jeque árabe. Mientras que ella forma parte de un violento grupo musical, a él lo que más le interesa son los cosméticos y los hombres. Música, violencia, persecuciones, pasión, sexo. (FILMAFFINITY)
14 de octubre de 2013
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La segunda película de Almodóvar no es precisamente la más celebrada, pero tiene bastantes atractivos. Es la evolución lógica tras su primer largometraje, a pesar de que las limitaciones técnicas se hayan salvado aquí en cierta medida. El guión está más elaborado, aunque no por ello el resultado final resulte tan genial y atolondrado como en su ópera prima.
En todo caso, esta película ofrece momentos muy interesantes. Es evidente que, de no haber existido posteriormente una evolución, no estaríamos hablando de su autor actualmente en los términos en los que lo hacemos. Pero sí que la hubo, y, en este sentido, esta obra es una pieza más en un puzzle tan enrevesado como apasionante.
Puede que el espectador medio se pierda en el entramado de personajes y situaciones que esta película ofrece. Tendríamos que destacar una historia principal entre la relación que se establece entre Riza Niro y Sexilia, aunque al principio dicha relación resulte materialmente imposible. Todo esto queda adornado por la locura de la noche madrileña de principios de los 80, en donde no faltan los grupos de música y los bares de moda. Colaboran nuevamente artistas del momento, como Guillermo Pérez Villalta, Ouka Lele o Iván Zulueta. Se trata de una película coral en lo que nos sorprende quizás es un desenlace un tanto burgués pese a que previamente hayamos visto todo tipo de situaciones, algunas de ellas rayando en el surrealismo. No obstante, es imprescindible su visionado por constituir un documento único además de una obra menor de su autor, lo cual no dice que sea menor en absoluto...
En el apartado interpretativo, habría que destacar, por encima de los protagonistas, a dos secundarios que desde mi punto de vista están brillantes en sus hilarantes papeles: Ofelia Angélica como Susana (psicoanalista lacaniana) y Marta Fernández-Muro, como Queti, la amiga y fan de Sexilia (Cecilia Roth).
En todo caso, esta película ofrece momentos muy interesantes. Es evidente que, de no haber existido posteriormente una evolución, no estaríamos hablando de su autor actualmente en los términos en los que lo hacemos. Pero sí que la hubo, y, en este sentido, esta obra es una pieza más en un puzzle tan enrevesado como apasionante.
Puede que el espectador medio se pierda en el entramado de personajes y situaciones que esta película ofrece. Tendríamos que destacar una historia principal entre la relación que se establece entre Riza Niro y Sexilia, aunque al principio dicha relación resulte materialmente imposible. Todo esto queda adornado por la locura de la noche madrileña de principios de los 80, en donde no faltan los grupos de música y los bares de moda. Colaboran nuevamente artistas del momento, como Guillermo Pérez Villalta, Ouka Lele o Iván Zulueta. Se trata de una película coral en lo que nos sorprende quizás es un desenlace un tanto burgués pese a que previamente hayamos visto todo tipo de situaciones, algunas de ellas rayando en el surrealismo. No obstante, es imprescindible su visionado por constituir un documento único además de una obra menor de su autor, lo cual no dice que sea menor en absoluto...
En el apartado interpretativo, habría que destacar, por encima de los protagonistas, a dos secundarios que desde mi punto de vista están brillantes en sus hilarantes papeles: Ofelia Angélica como Susana (psicoanalista lacaniana) y Marta Fernández-Muro, como Queti, la amiga y fan de Sexilia (Cecilia Roth).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
A destacar varias escenas:
- Fotonovela: Resulta interesante ver al propio Pedro Almodóvar dirigiendo al genial Fanny McNamara en una fotonovela. Un documento genial, además de divertido.
- Benzamuro y Vitopens.- Nombres de las medicinas que consume el padre de Queti y que provocan el ansia sexual del padre hacia su hija. Locura genial que nos ofrece secuencias hilarantes y provocadoras al mismo tiempo.
- Gran Ganga.- El número interpretado por Imanol Arias, así como el "Suck it to me" de Almodóvar y McNamara, son divertimentos de su autor, pero ofrecen mucho color a la cinta.
- Flashbacks.- Las explicaciones a modo de flashbacks de los traumas de los protagonistas son tan sencillas, tan naïfs, que para mí están llenas de encanto.
- Por último, habría que destacar el alocado tramo final, a base de persecuciones. Ofrecen un ritmo frenético que no decae y se apoya en una gran trilogía en la que tres personajes femeninos muy secundarios llevan el peso por un momento, ofreciendo momentos llenos de esperpento: Son la tienda de lámparas (con la dependienta borde), el local de ensayos (con la portera escatológica) y el aeropuerto (con la azafata amargada). El desenlace se hace muy sencillo a pesar de su surrealismo...
- Fotonovela: Resulta interesante ver al propio Pedro Almodóvar dirigiendo al genial Fanny McNamara en una fotonovela. Un documento genial, además de divertido.
- Benzamuro y Vitopens.- Nombres de las medicinas que consume el padre de Queti y que provocan el ansia sexual del padre hacia su hija. Locura genial que nos ofrece secuencias hilarantes y provocadoras al mismo tiempo.
- Gran Ganga.- El número interpretado por Imanol Arias, así como el "Suck it to me" de Almodóvar y McNamara, son divertimentos de su autor, pero ofrecen mucho color a la cinta.
- Flashbacks.- Las explicaciones a modo de flashbacks de los traumas de los protagonistas son tan sencillas, tan naïfs, que para mí están llenas de encanto.
- Por último, habría que destacar el alocado tramo final, a base de persecuciones. Ofrecen un ritmo frenético que no decae y se apoya en una gran trilogía en la que tres personajes femeninos muy secundarios llevan el peso por un momento, ofreciendo momentos llenos de esperpento: Son la tienda de lámparas (con la dependienta borde), el local de ensayos (con la portera escatológica) y el aeropuerto (con la azafata amargada). El desenlace se hace muy sencillo a pesar de su surrealismo...