“Thor” empieza de forma atropellada, con una narración tan caprichosa como innecesaria. La primera secuencia es la cuarta en la cronología de la historia y la forma de introducirla no se acaba de entender, porque lo que sigue es un prólogo. No es que Kenneth Branagh juegue a hacer el Memento de los filmes de superhéroes, sino que sencillamente esto se le viene grande. Y eso que el realizador, acostumbrado a tratar con materiales dramáticos (prácticamente toda su obra son adaptaciones de Hamlet) podía haberle sacado muchísimo jugo al material original que presenta la mitología nórdica a través de continuas traiciones y engaños, casi a modo de telenovela asgardiana. Lo que aquí se presenta es una de fantasía épica abonada a la comedia simple, sin molestarse demasiado en eso que tan poco importa: desarrollar personajes.

Siendo honesto, no sé cuanto poder habrá tenido a la hora de tomar decisiones, pero lo que está claro es que este es un proyecto de encargo realizado exclusivamente porque lleva años pegándosela con sus pelis y el pobre hombre tiene que comer. “Thor” no es aquello que esperábamos, es al final mucho menos, simple cine de evasión que bien podría venir firmado por el británico o por cualquier otro mercenario, aunque al menos cumple a rajatabla esa regla de oro consistente en el “no aburrirás”. Y eso que es larguísima, más de dos horas en las que vemos cómo varios personajes arquetípicos se enredan en una trama extremadamente simple, con poca miga en realidad, y que no soportaría un análisis un poco exhaustivo.

Queda una recreación un poco hortera pero muy sólida de Asgard, que bien podría ser un escenario alternativo de Robot Unicorn Attack, un par de guiños que apreciarán los marvelitas (Banner, Barton, S.H.I.E.L.D.; The Avengers está cerca) y alguna buena escena que nos recuerda que hay un director detrás y no un ordenador en piloto automático (la de Thor bajo la lluvia, impotente ante lo que sucede). Tampoco está mal la banda sonora de Patrick Doyle aunque se usa demasiado y no de la forma más apropiada, como en cierta escena que parece sacada de Pokémon La Película. Total, cine entretenido, impersonal, que se ve y se olvida a pesar de tener algún momento, aunque lo de “a film by Kenneth Branagh” casi suena a coña. Recomendación final: para caballos (o unicornios) y caminos de arcoiris, casi mejor irse a la web de Adult Swim y echarse unas partidas al Robot Unicorn Attack. No sólo es gratis: la sensación final también es superior. Always…