El hijo de Cronenberg, Brandon, nos invita en su segundo largometraje Possessor a divisar una atípica película poco habitual para el espectador. En su repaso, lo que mas llama la atención es el parecido que tiene con faenas previas de su padre, como si esa psicología del terror y ciencia ficción se hubiera heredado de progenitor a retoño. El guión escrito por Brandon Cronenberg, es una amalgama y un conglomerado de agitadas emociones y revolucionarias sensaciones que no todos abrazarán, empero otros si la rodearán con sus brazos como gran película. Encapsulada en el subgénero del body horror, o así lo quiso el director, donde no hay límites a la hora de mostrar la destrucción del cuerpo humano, esta película no será apta para todos los públicos y conllevará a disgustar al receptor del filme a tenerlo en cuenta como un despropósito fílmico. El estilo de contar historias de Brandon tiene rasgos y cualidades típicas de su padre, principal exponente del body horror, pero Brandon mas adelante y posiblemente salga del tiesto para ofrecernos una individualización en el mundo del cine. La percepción que he tenido de Possessor es que es poco frecuente en el espacio cinematográfico en el que me desplazo, por eso la emplazo en filmes de los cuales no volveré a ver. Una pena, porque el hijo de Cronenberg, con el tiempo, tiene mucho que proporcionar al sector del entretenimiento que es el cine nuestro de cada día o noche. Sintiéndolo mucho, no recomiendo este filme ni por asomo, cosa que si haría si el filme mereciera atención.