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Voto de paki:
8
9 de febrero de 2024
13 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es rara, larga, indefinible, espesa y deprimente. Me ha encantado.
Yo siempre apuesto por la sorpresa y lo diferente y, si presentía alguna cosa, era porque me habían llevado hasta allí. El resto del tiempo estaba tan perdida como la protagonista. Inciso para Malena Alterio: es fabulosa. Si alguien te hace olvidar que está interpretando es ella. Ayuda la naturalidad de los diálogos y la cercanía de los espacios: las casas comunes, los problemas universales, el barrio, la oficina, la ciudad... Tienen un aire cercano, dolorosa y rutinariamente cercano. Pero cuando hasta todo se va oscureciendo y un aire siniestro y extraño se va apoderando de las cosas, ella parece tan pasmada como tú. Pensando. Decidiendo si juega o para. Si tiene esperanza o se tira al metro en Usera.
Es que es muy difícil ser princesa china, por mucho que te lo curres, saliendo del paro por la puerta del fondo de garantía salarial.
Y se acumulan las decepciones y los agravios. Y las mezquindades ajenas y no tienes en quien confiar. Ni siquiera en tu mente, una ficción de deseos y de historias para no morir. ¡Qué turbio se ve todo desde un volante que no sabes si conduces o te arrastra! Si ni siquiera te dejan imaginar. Si se ríen de tu realidad soñada para construir una comedia tonta sin la grandeza de los supervivientes.
Las princesas chinas no pueden perdonar. No hay piedad para los que nos saben resolver los enigmas y hacen trampa con las respuestas. Así debe ser. Nessun dorma. Never more.
Yo siempre apuesto por la sorpresa y lo diferente y, si presentía alguna cosa, era porque me habían llevado hasta allí. El resto del tiempo estaba tan perdida como la protagonista. Inciso para Malena Alterio: es fabulosa. Si alguien te hace olvidar que está interpretando es ella. Ayuda la naturalidad de los diálogos y la cercanía de los espacios: las casas comunes, los problemas universales, el barrio, la oficina, la ciudad... Tienen un aire cercano, dolorosa y rutinariamente cercano. Pero cuando hasta todo se va oscureciendo y un aire siniestro y extraño se va apoderando de las cosas, ella parece tan pasmada como tú. Pensando. Decidiendo si juega o para. Si tiene esperanza o se tira al metro en Usera.
Es que es muy difícil ser princesa china, por mucho que te lo curres, saliendo del paro por la puerta del fondo de garantía salarial.
Y se acumulan las decepciones y los agravios. Y las mezquindades ajenas y no tienes en quien confiar. Ni siquiera en tu mente, una ficción de deseos y de historias para no morir. ¡Qué turbio se ve todo desde un volante que no sabes si conduces o te arrastra! Si ni siquiera te dejan imaginar. Si se ríen de tu realidad soñada para construir una comedia tonta sin la grandeza de los supervivientes.
Las princesas chinas no pueden perdonar. No hay piedad para los que nos saben resolver los enigmas y hacen trampa con las respuestas. Así debe ser. Nessun dorma. Never more.